martes, 27 de diciembre de 2011

Gracias

Me encanta la sensación de bienestar que produce un comentario bonito de parte de una persona querida. Es maravilloso, y más aún cuando ni siquiera te lo esperas. 

El otro día me encontré con uno de estos comentarios inesperados en una situación atípica y la verdad es que me gustó mucho oírlo. Me gustó mucho, además, la situación en la que me sobrevino, cuando lo normal habría sido que quien me lo dijo estuviera pensando en otras cosas en lugar de en eso dadas las circunstancias. La cuestión es que, cuando alguien te dice que tus palabras le ayudan mucho, y lo dice con un cubata en la mano, sólo cabe una posibilidad: debe ser cierto. Y eso me hace sentir bien.

Ayudar a los demás me gusta, y si me importan, mucho más. Saber que eres capaz de ayudar a gente a la que quieres es un orgullo, y cada vez le estoy cogiendo más el gusto a hacerlo. Gracias a ello te pasan cosas como estas; te encuentras con comentarios felices que te alegran el día (o la noche en este caso), o acabas cenando unos deliciosos pastelitos de San Pardulfo en Nochenuestra, con vídeos que hacen llorar a uno de tus mejores amigos de felicidad incluidos.

Hace aproximadamente dos años que escribo este blog, muy poca gente sabe que lo hago y los que lo saben se han encargado de descubrirlo por sí mismos, así que si han vuelto a visitarlo más de una vez debe ser porque realmente les ha gustado. A todos vosotros, gracias. 

Yo, por mi parte, prometo seguir como hasta ahora que, por lo visto, no ha ido tan mal... :)




Y tú, ¿has sonreído hoy?

lunes, 19 de diciembre de 2011

Madrid

Hace años hice una promesa a una de mis mejores amigas y las promesas, al menos desde mi punto de vista, se hacen para cumplirlas. En el momento en el que realicé mi promesa parecía poco probable que lo prometido llegase a suceder algún día, pero hace sólo dos días llegó el momento de cumplir con mi palabra y, por supuesto, lo hice. 

El solo hecho de cumplir dicha promesa me ha proporcionado como consecuencia un fin de semana realmente inolvidable, con largos y maravillosos paseos nocturnos como no recuerdo haber tenido nunca bajo la fría Luna de Madrid en la mejor de las compañías posibles, una deliciosa cena en un lugar encantador al que prometo volver en un futuro cercano y una comida no menos placentera, desayunos en una cafetería digna de ser recordada por mucho tiempo en mi memoria o un concierto espectacular lleno de momentos inolvidables junto a una persona increíble que ya siento que han quedado grabados para siempre en mi retina. En definitiva, un sinfín de detalles inolvidables que han hecho que este fin de semana, que en principio pintaba aburrido y rutinario, se haya convertido en uno de los mejores momentos de mi vida en los últimos meses con muchísima diferencia y sin ningún género de dudas.

Todo esto no es sino la consecuencia de cumplir con la palabra dada, por supuesto siempre aderezado con una grandísima dosis de cariño impagable, un buen ron Santa Teresa de la mano de una amistad que desde luego (al menos por mi parte) es mucho más que especial, y una compañía inmejorable en cada momento. Cierto es que de un tiempo a esta parte me estoy dando cuenta de que muy a menudo me encuentro rodeado de gente que siempre supera mis expectativas depositadas en ellos de manera completamente generosa y altruista, y eso sólo significa una cosa: esa gente me hace feliz.

Precisamente durante uno de esos paseos maravillosos que nombraba anteriormente, escuché una frase de boca de esa persona que se ha encargado de hacer que el fin de semana sea algo casi perfecto, que decía que en las ciudades que visitas siempre hay que dejar algo por hacer, para así tener alguna excusa para volver. Por supuesto no hicimos todo lo que pretendíamos, así que habrá que ponerle remedio lo antes posible, pero eso no implica que no volviera a hacer todas y cada una de las cosas que hice este fin de semana las veces que hiciera falta y a ciegas si fuese necesario, sólo por el simple hecho de volver a sentir de nuevo todas esas fantásticas sensaciones que ya hacía tanto tiempo que no sentía y que he vuelto a revivir en estos últimos días. 

Gracias a las personas que se han encargado de ello durante estos tres días, sólo tengo un sentimiento ahora mismo en mi interior, felicidad, y ese es el más preciado de los tesoros.




Y tú, ¿has sonreído hoy?

jueves, 8 de diciembre de 2011

Nochenuestra

Como acabo de leer por ahí: "corren malos tiempos para los soñadores". ¡Cuánta razón encierran estas palabras!

Son malas épocas sin duda, malos tiempos para tratar de ser optimistas, no nos lo ponen fácil, la verdad. Sin embargo, como ya he afirmado en muchas otras ocasiones, creo que el optimismo no es más que una cuestión de actitud y me niego a que mis propias actitudes me vengan impuestas, por ahí no paso. Son fechas de tragar, pasar por el aro por imposición y sin poder rechistar, así que bien, pasaré pero a mi manera como bien decía Frank Sinatra, tomándome una cerveza al sol en Diciembre con la gente a la que quiero, desayunando en una gasolinera con mis mejores amigos y cantando el "Mack the knife" mientras conduzco en mi coche rumbo a un destino cargado de ilusión, porque eso y no otra cosa es lo que realmente me hace feliz.

Quedan pocos días para muchas cosas, para montarme mi pequeño oasis temporal en medio de ese horrible desierto psicológico que me abruma inevitablemente por estas fechas, para pasar tiempo en lugares diferentes y con gente muy querida, para almorzar en compañía de esos buenos amigos que están y de los que volverán para el almuerzo navideño y, sobre todo, para regalar una gran dosis de felicidad a un buen amigo de una vez por todas y para siempre en Nochenuestra, que es lo que de verdad importa.

Quizá no sean las mejores fechas para soñar, es cierto, pero también lo es que la Navidad está a la vuelta de la esquina y en estas fechas nos llenan la cabeza de pajaritos que nos cantan villancicos al oído, nos dicen que hay que amar al prójimo y que hay que desprender amor y fraternidad (algo bueno debía tener la religión después de todo), así que ¿por qué no hacerlo? Cierto es que no siempre recibes lo que das, pero creo que si te esfuerzas en dar por los demás, tratas de ser buena persona e intentas hacer feliz a la gente que de verdad te importa, inevitablemente debes sentirte bien y eso, a mi modo de ver, es uno de los primeros pasos a dar para poder ser feliz. Seámoslo pues...




Y tú, ¿has sonreído hoy?

martes, 15 de noviembre de 2011

Efecto Pigmalión

Aunque quizá no mucha gente lo sepa, y de ellos quizá muy pocos lleguen a leer estas líneas algún día, creo que soy un gran soñador. A menudo me gusta imaginar cómo serán las cosas en el futuro y creer que algún día serán como las imagino en mi cabeza y la verdad es que a veces, quizá efecto Pigmalión mediante, vete a saber, acierto. 

En los últimos días he disfrutado nuevamente de muy grata compañía, de esa compañía que tanto me gusta y tanto escasea últimamente por desgracia. Sentir un abrazo sincero, mantener una conversación amena y sentirse querido en definitiva, reconforta, máxime cuando existe reciprocidad. Cierto es que la idiosincrasia de la situación casi siempre es la misma o parecida y mejorable desde mi punto de vista, pero al menos esos momentos siguen alimentando el corazón y, aunque a la postre la despedida no sea la mejor posible, te alegran el fin de semana. Después, incluso algo tan frío como resulta ser la pantalla de un ordenador mostrando un gráfico inerte pero lleno de significado, puede terminar por rematar la faena, y entonces únicamente quieres que el tiempo vuele y ese mes lleno de tedio impagable que se vislumbra ante ti pase lo más rápidamente posible para beberte de nuevo un buen ron bien acompañado cuanto antes.

Hoy, casualidades de la vida quizá, me he topado con una gran frase de Voltaire que me ha hecho reflexionar, decía así:

"La felicidad nos espera en algún sitio, a condición de que no vayamos a buscarla."

Esta frase puede parecer aparentemente incongruente con el famoso "efecto Pigmalión" que nombraba anteriormente, pero bien mirada creo que viene a decir lo mismo. Yo creo que la única clave para conseguir un propósito es creer firmemente que sucederá, saber que va a pasar, aunque ciertamente algunos grandes deseos requieren también de un gran esfuerzo. Pero cierto es que la suerte no viene a ser más que la oportunidad aprovechada en la mayoría de los casos, lo que implica que no hay que forzar las situaciones de nuestro día a día en intentar conseguir nuestros grandes objetivos, más bien todo lo contrario, esperar a que se nos plantee la oportunidad cuando no depende de nosotros, y en ese momento actuar con inteligencia. Creo que no exagero cuando afirmo que algunos de los momentos más felices de mi vida se presentaron casi por sorpresa, con algún empujoncito de mi parte cuando fue necesario pero sin casi verlos venir.

Nuevamente me reafirmo en la idea de que la felicidad depende en gran medida de uno mismo, nos espera en cualquier sitio, no sabemos dónde, y quizá por eso mismo prácticamente en todos los casos nos pillará desprevenidos. Y cuando eso suceda, únicamente hay que aprovechar la oportunidad, abrir bien los brazos y acogerla como se merece, con un buen abrazo sincero que esta vez sea a ella a quien coja por sorpresa para que no pueda volver a escaparse.




Y tú, ¿has sonreído hoy?

lunes, 7 de noviembre de 2011

Aire fresco

A veces puede resultar muy duro hacer algunas cosas que, inevitablemente, no podemos dejar de hacer. Además parece que como por una rara y desafortunada coincidencia del destino hay ocasiones en que estas tareas vienen todas a la vez, sin avisar y sin pedir permiso y ahí estás tú, viéndolas venir y con la energía para llevarlas a cabo bajo mínimos. Y cuando eso sucede es un mal día, sin duda.

Quizá porque hoy es Lunes, quizá porque estoy cansado de hacer siempre lo mismo sin un ápice de ganas, quizá porque son muchas las veces o quizá por todo un poco, hoy necesito aire fresco. Me gusta pensar que dentro de poco tiempo las cosas serán diferentes, de hecho estoy convencido de ello, pero la verdad es que no tengo ni idea de hacia dónde soplarán los vientos cuando eso suceda, ni de cómo empezar a hacerlo para cambiar el rumbo. Los planes de futuro se hacen con la intención de planificar nuestra vida, pero la verdad es que pocas veces coincide lo que pretendemos hacer con lo que finalmente hacemos, bien por iniciativa propia, bien por giros inesperados de los acontecimientos o porque sencillamente no se puede, pero la verdad es que pocas veces convergen.

Dije hace poco que me apetecía empezar a cambiar algunas cosas y prometí empezar a hacerlo con la ayuda de un buen amigo, quesos y vinos italianos. Hecho está, es un comienzo. Ahora sólo hay que seguir por la ruta marcada, abordar las incómodas tareas que para ello es necesario abordar, y pasar página. A ver si lo solventamos rápido, que la vida es una y corta...




Y tú, ¿has sonreído hoy?

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Amistad

Hoy me siento bien. Esta última semana ha sido un poco cansada, pero ha sido uno de esos cansancios que gustan, como cuando has hecho deporte un buen rato y por la noche sólo piensas en meterte en la cama y disfrutar de un buen descanso entre las mantas en invierno; de ese tipo de cansancios. 

A poder disfrutar en estos momentos de esas buenas sensaciones ha contribuido sin duda, y en muy gran medida, la magnífica calidad como persona de los amigos que, dicho sea de paso, me siento muy afortunado de tener. Cuando una persona (o grupo de personas) se propone algo, consulta con sus amigos más cercanos y siente su apoyo, ve cómo estos se involucran y ponen de su parte para conseguirlo, se esfuerzan y finalmente todo sale a pedir de boca, uno se siente bien. Pero si a eso le sumamos más tarde la buena compañía de la gente querida, la participación y la buena acogida recibida, y un bonito reconocimiento final, como es el caso, no sólo te sientes bien si no que además te sientes querido y valorado, que desde mi punto de vista es una de las pocas claves de la felicidad.

No añadiré mucho más a lo anteriormente expresado. Hoy me he puesto a escribir sin saber qué necesitaba decir, por puro afán literario pero sabiendo que necesitaba decir algo y, ciertamente, así era aunque no lo supiera en un principio. Necesitaba agradecer la confianza y el cariño que tan altruistamente profesa la amistad, y de los cuales me he sentido tan buen recibidor en los últimos días. Cierto es que me hubiese gustado compartir todas las sensaciones anteriores con alguna persona con la que, lamentablemente, por motivos de distancia fue imposible hacerlo, pero cierto es también que sí pude hacerlo con alguna otra persona con quien cada vez me siento más feliz teniendo cerca y creo que eso, de algún modo que aún no alcanzo a entender, quiere decir que las cosas marchan bien. Esperemos poder seguir por ese camino mucho tiempo.




Y tú, ¿has sonreído hoy?

lunes, 17 de octubre de 2011

Esperemos

Los Lunes no me gustan, es un hecho. Quizá sea porque cuando llegan todavía quedan por delante cinco días de obligaciones y horarios que cumplir, o quizá por todo lo contrario, porque hasta el día de antes disfrutaba de tiempo libre, ocio y amigos durante el fin de semana que es en el fondo lo que todos queremos, o incluso por las dos cosas a la vez, no sé.

La cuestión es que inevitablemente hay que pasar por ellos, y seguramente (como todo en lo que no nos gusta en la vida) la mejor forma de hacerlo sea con buen talante, pensando que sólo son un día más de la semana, un mero trámite que hay que pasar para poder llegar al Viernes por la tarde y poder hacer lo que queramos nuevamente, con todo un fin de semana por delante para nosotros. Después, como norma general, llega en fin de semana y haces lo de siempre con los de casi siempre, que no está mal por otro lado, pero no sé, me gustaría aprovechar un poco más las horas del fin de semana, dilatarlas y hacer cosas diferentes, no caer en la monotonía y rutina típica que los envuelve... Esto último suena bastante utópico, y la verdad es que no sé por dónde empezar, pero desde hoy tengo el firme propósito de conseguirlo.

Comer quesos italianos y maridarlos con unos buenos vinos acordes a sus cualidades me parece una idea perfecta para empezar a conseguirlo, pero precisamente porque tiene que ser en Sábado, no hay manera de ponerse de acuerdo para hacerlo. No tengo intención de esperar más de lo justo y necesario para ello, que por lo pronto no parece que vayan a ser menos de tres semanas, pero bueno, aunque a veces le cueste un poco creo que al final todo lo bueno llega en la vida, y si lo que llega merece la pena aunque se nos haga pesado y los Lunes nos sigan agobiando un poco más de tiempo, bienvenida sea la espera...




Y tú, ¿has sonreído hoy?

lunes, 26 de septiembre de 2011

Santa Teresa

Hay personas que sólo con estar cerca de tí un rato te alegran el dia, o el fin de semana incluso. Y lo mejor de todo es que ni siquiera deben proponérselo ni esforzarse para conseguirlo. Únicamente con estar cerca de tí, hablar contigo un rato y tomarse un buen ron Santa Teresa en tu compañía ya lo consiguen, y cuando eso sucede, amigo mío, créeme que te sientes verdaderamente feliz. Es maravilloso poder sentir esa sensación de vez en cuando, pero sobre todo es maravilloso poder sentirla cuando te apetece, y más si cabe con la persona con quien te apetece hacerlo.

Hoy siento una especie de morriña (aunque quizá añoranza sea en este caso el término más apropiado) de tiempos pretéritos, tiempos llenos de momentos felices que se estan convirtiendo en algunos de mis recuerdos más queridos con el paso del tiempo, ganando en cantidad de matices, en intesidad y en variedad de sabores, como el buen vino. Debe ser que el recordarlos tan a menudo potencia sus buenas cualidades, no lo sé, el caso es que en dias como hoy los echo de menos y siento en parte que los necesito un poco. Por suerte sé que están ahí, en mi cabeza, y que de ahí nadie nunca los podrá sacar.

Tengo ahora mismo esa extraña sensación de que las cosas a mi alrededor van a cambiar pronto, noto que el mundo que me rodea, mi mundo más querido e íntimo, va a cambiar profundamente de un momento a otro, no sé por qué. Debe ser que ha llegado el otoño y ha revolucionado las cosas más que la misma primavera si cabe, vete a saber. Es en dias como hoy cuando mi cerebro imagina, se deja llevar y se pierde en su propia imaginación, que no es poca, y se inventa un mundo nuevo que termina creyéndose él mismo y en el que es feliz y todo cuanto nos rodea es aquello que siempre hemos deseado. No sé hacia dónde irán los nuevos caminos que, por mera intuición, creo que se van a abrir ante nosotros dentro de muy poco. Me encantaría pensar que el futuro nos deparará un buen destino, porque además creo que lo merecemos. Aunque por si acaso eso no sucediera, yo tendré siempre preparado un poco de hielo, dos grandes copas y una buena botella de buen ron para compartir, que eso, pase lo que pase y con la compañía adecuada, siempre será garantía de felicidad.




Y tú, ¿has sonreído hoy?

domingo, 11 de septiembre de 2011

Luna llena

Algo tendrá el agua cuando la bendicen. Por supuesto, cuando se encuentran tantas buenas cualidades dentro de un envoltorio tan bonito todo el mundo lo quiere para él, y ahí es cuando surgen los conflictos. Y me refiero a conflictos de todo tipo, desde la carrera de a ver quién puede más, hasta el conflicto interno derivado de que cerebro y corazón parezcan ser independientes, y no contentos con eso además parece que cada uno puede hacer lo que quiere y muy a menudo no es sencillo hacerlos coincidir.

No diré que la de ayer fue una mala noche, porque no lo fue, ni buena, porque no lo fue, pero desde luego no fue una noche más. Fue extraña, llena de momentos raros y mucho tiempo pendiente de cosas que no debería y que preferiría no haber visto. Pero bueno, fue lo que fue y lo que ya ha sido otras veces en el pasado y la verdad es que ya empiezo a cansarme un poco de esta historia recurrente. Quizá fuera la Luna llena, que siempre influye, o quizá el buen hacer del resto, que ahí está, pero el caso es que entre los kilómetros de distancia que nos separan y los fines de semana relámpago con todos sus inconvenientes, siento que la cabeza me va a estallar (otra vez).

En fin, no puede uno lamentarse de no haber obrado con mayor acierto cuando no sabe hacerlo, de la misma manera que no puede recriminarle nada a un buen amigo por haberlo hecho mejor. La vida es una y aquí el que no corre vuela. Lástima no saber volar mejor, sobre todo cuando luce Luna llena...




Y tú, ¿has sonreído hoy?

jueves, 1 de septiembre de 2011

Torta de cebolla

Generalmente, se suele decir que las despedidas son tristes aunque, sinceramente, yo creo que no tienen por qué serlo.

Desde mi punto de vista, que siempre intento que sea lo más alegre y optimista posible (y parafraseándome a mí mismo), como ya dije hace algún tiempo en una de las frases que con más cariño he escrito en mi vida, quizá la que con más, a veces una despedida "sólo es el punto de partida de una nueva vida, un nuevo principio, una nueva oportunidad para ser feliz."

Obviamente esto no siempre es así, faltaría más, pero bien es cierto que casi siempre se puede extraer el lado positivo de cualquier experiencia, y las despedidas, a menudo, no son una excepción. Sin ir más lejos el Sábado pasado fui partícipe de una de esas despedidas que no lo parecen, de esas en las que te reúnes con los amigos de siempre, cenas en el bar habitual y sales por los locales cotidianos, pero en las que sin embargo te encuentras regalando montajes fotográficos y tortas de cebolla al despedido y a medida que avanza la noche te das cuenta de que la cosa iba en serio, de que se va, de que tu amigo se marcha y no sabes cuándo volverá, !de que ni siquieras sabes si volverá!

Y entonces, a altas horas de la madrugada, embriagados todos por las consecuencias de los destilados espirituosos, surgen recuerdos comunes del pasado, risas y anécdotas a cada cuál más absurda y divertida pero todas reales que te hacen dibujar una amplia sonrisa en tu cara. 
Y con esas cosas es con las que te quedas, con las que incitan a ver venir lo inevitable en amor y compaña y entre risas, con las cosas que convierten las despedidas en algo alegre y retan a los malos momentos a asomarse sabiéndose vencedoras, con las que tienes la certeza que en un futuro serán las protagonistas de nuevos momentos en los que se las recordará a ellas entre nuevas carcajadas y, seguramente, rodeado de las mismas caras conocidas que hoy son protagonistas.

El tiempo pasa y es absurdo no querer aceptarlo. Poco a poco las cosas van cambiando; unas cosas terminan y empiezan las que las suceden, algunos vienen y otros se van mientras el resto sigue haciendo sus cosas con la mejor predisposición posible, así ha sido siempre y así lo seguirá siendo mientras el mundo sea mundo, no tiene sentido tratar de negarlo. Hoy un buen amigo mío se va, seguramente no nos veremos en algún tiempo pero, cuando nos reencontremos, no importa el lugar, recordaremos esa despedida como lo que fue, algo feliz, y veremos que lo que importa en realidad poco ha cambiado desde entonces. Espero que por tu nuevo destino todo te vaya a pedir de boca y la felicidad y alegría te rodeen allá por donde vayas, mi querido y pequeño amigo. Yo, por si acaso no volvieras, ya estoy empezando a aprender alemán... ;)




Y tú, ¿has sonreído hoy?

martes, 16 de agosto de 2011

Ayer la ví...

Hoy es Martes 16 de Agosto, o 17 ya si nos fijamos en las horas que nos ocupan, y eso significa muchas cosas; significa que el verano, entendiendo por verano temporada de ocio y pocas obligaciones que atender, llega a su fin. Significa que la semana de fiestas, y con ella las risas, la felicidad y las bromas constantes entre voces embriagadas por la buena amistad y los brebajes alcohólicos han terminado hasta el año que viene. Pero por encima de todo, y por desgracia, significa que la gente en su gran mayoría (aunque sólo nos importen los que nos importan) vuelve a casa tras las vacaciones.

Ahora toca afrontar otras cosas mucho menos divertidas, mucho más tediosas y enquistadas que no hay manera de dejar de lado. Todo llegará, seamos pacientes. Pero mientras me mentalizo para acometer esas tareas que vienen, no puedo evitar recordar lo que hace ahora un año justo empezaba a convertirse (aunque siendo sinceros, realmente ya lo era desde hacía unos meses) en el año más increíble de mi vida. Por estas fechas, mientras aún no había tenido tiempo para empezar a echar de menos a los míos y buscaba piso en el 16 de North Main Street de Alfred, me cargaba de proyectos y ganas de disfrutar de la vida intensamente. Proyectos que a la postre se verían superados con creces por los resultados finales obtenidos, que fueron muchos y muy buenos. Verdaderamente fué un año magnífico, me atrevería a decir que sólo le sobraron apenas tres meses, los tres primeros, y no porque fuesen malos ni mucho menos (hubieron capeas en buena compañía y cafés turcos en Brno dignos de recordar), si no porque en comparación con el resto de meses del año que les siguieron quedan ninguneados de manera aplastante. Sin embargo no insistiré más en ello, ya que todo eso forma parte del pasado y ya me puse nostálgico en la anterior entrada.

Dije hace tiempo, en mi primera entrada de este año si no recuerdo mal, que yo a diferencia de la gran mayoría de mortales no me había planteado retos para este año tras comerme las uvas en nochevieja, y creo que hice bien. Hice bien porque me parecía complicado plantearme retos con la cabeza llena de pajaritos como la tenía en ese momento (es normal tras bajar de una nube tan grande como a la que me subí), y porque si lo huebiera hecho es posible que me hubiera sentido frustrado de no haberlos conseguido, y frustarme ni me gusta ni me apetecía en esos momentos (ni ahora tampoco, no malinterpretemos). Pero aún así es inevitable a medida que pasan los dias el plantearse nuevos retos y tratar de resolverlos con gallardía y buen tino, intentar plantearse objetivos nuevos y mejores que nos alegren la vida, aunque no siempre se consigan. Anoche hablaba precisamente de esto último con un buen amigo, y sus palabras al respecto me hicieron reflexionar: dijo que mis palabras sonaban a que había arrojado la toalla, y eso creo que no puedo permitírmelo. No puedo hacerlo por varios motivos, pero sobre todo porque no creo que tenga una oportunidad igual en la vida, pensando en todos los factores de los que depende. Ya dije hace unas semanas que no volvería a repetirse ese eclipse lunar tan mágico que disfruté, en parte en soledad, hasta dentro de 18 años, y mi objetivo era estar bien acompañado para entonces. En esas ando, quizá estuve cerca, pero la toalla no la tiro. Gracias amigo... ;)

"Ayer la ví", como dice la canción que tanto ha sonado en las últimas semanas a mi alrededor, y aunque probablemente no lo haga de nuevo en varias semanas por la distancia que nos separa, sé que ese momento llegrá de nuevo, y entonces veremos qué pasa. Yo, optimista como siempre y tomando prestadas las palabras de quien debo hoy, "espero que nos queden mil cosas por vivir y que cada una sea mejor que la anterior o, como mínimo, igual...".

Para mí ya prácticamente ha terminado, pero para el resto (que no seréis pocos), feliz verano, o lo que os quede de él... ;)





Y tú, ¿has sonreído hoy?

lunes, 1 de agosto de 2011

Nostalgia

Hoy estoy un poco nostálgico, y la verdad es que no sé si eso es bueno o es malo...

Creo que en el fondo no es del todo malo sentirse así de vez en cuando. Supongo que sentirnos nostálgicos nos ayuda en cierta manera a recordar cosas bonitas del pasado, momentos felices junto a seres queridos o simplemente situaciones que nos hicieron sentir bien en mayor o menor medida en su momento, aunque ello implique necesariamente eso, que todos forman parte ya del pasado, porque si no no le encuentro el sentido.

Aunque lo cierto es que cada momento nostálgico se acompaña siempre de recuerdos gratos, felices casi siempre, así que no sabría decir a ciencia cierta si la nostalgia es un sentimiento positivo o negativo. Quizá sólo sea un escudo, una coraza tras la que nos escondemos para, recordando momentos felices, tratar de animarnos cuando sentimos que nuestro corazón flaquea, que necesitamos esa compañía que ansiamos tener junto a nosotros en este momento y no podemos tener, o imaginar que estamos en ese lugar en el que una vez estuvimos y en el que tanto nos gustaría volver a estar hoy mismo si pudiéramos.

Hace un rato he encontrado de casualidad por internet el fotolog de una chica de Madrid, alguien desconocido para mí pero que me ha hecho sentir tremendamente identificado con sus ideas y reflexiones, así que me he apropiado unas freases suyas (aunque las modificaré, ¡no sea que nos pidan derechos de autor!). Dicen así:


- ¡Buenas noches amor!
- Perdona, pero serán buenas cuando estés aquí, conmigo...



Esas frases me transportan al pasado, a momentos inciertos, a recuerdos felices pero agridulces, a sensaciones encontradas y a sentimientos que creí haber enterrado en el olvido, pero que por momentos dudo de si lo conseguí. Quizá fuese algo parecido al amor, quizá fuese amor aunque no correspondido, quizá fuese correspondido aunque en silencio, quizá no fuesen los sentimientos más dulces del mundo, pero sin duda, fuesen lo que fuesen, son momentos inolvidables que siento que necesito volver a vivir.

La verdad es que, como dije en el último post, estamos en verano que es una estación maravillosa y está para disfrutarla, así que de momento, mientras tú vienes aquí, conmigo, yo voy a ver una película, que me gusta mucho el cine y las cosas que nos gustan, aunque a veces se tengan que disfrutar en soledad, también te animan y hacen compañía de vez en cuando...





Y tú, ¿has sonreído hoy?

viernes, 15 de julio de 2011

Verano

Hace tiempo que no me dejo caer por aquí, pero esque es verano...

Verano, esa maravillosa estación del año que tanto me gusta; calorcito, gente por las calles a cualquier hora, cervecita fría, sol, playa, hombros al aire, amigos...

Amigos, ¿qué sería de la vida sin ellos? Quítalos de todas las cosas de la vida que te gusten y te hagan sentir bien, y ¿qué te queda? Poco, muy poco... O al menos a mí así me pasa.

En las últimas semanas me he rodeado de esos viejos y buenos amigos que siempre estan ahí aún sin estarlo, de los de toda la vida, de los que cuentan historias de la niñez en las que siempre apareces tú con ellos y que a menudo acaban con una brecha, un buen chichón o una rodilla pelada, de las que siempre se cuentan entre sonrisas y carcajadas colectivas, en fin, de las que vale la pena recordar de vez en cuando. Y ciertamente han sido unos momentos muy gratos, diferentes pero de los que gustan, porque pasan los años pero parece que la relación con ellos no ha cambiado en absoluto, y eso, en los tiempos que corren amigos míos, es para tenerlo en cuenta. Sin ir más lejos esta noche he cenado con uno de ellos, mi primer amigo (lo somos casi desde antes de saber hablar) y uno de los mejores, y creo de corazón, que eso es un privilegio al alcance de sólo unos pocos afortunados. Pasa el tiempo y algunas cosas cambian, un poco más altos, un poco más viejos, un poco más padres (mi más sincera enhorabuena, por cierto... ;) ), pero igual de amigos.

Y ya que hablábamos del verano, he de decir que es cierto que muchas cosas han cambiado del verano pasado a este, de hecho no se parecen en casi nada, pero las cosas que importan son las que por suerte siguen inalteradas; siempre acompañado de gente querida y viviendo momentos bonitos (con cada cual los que tocan, no nos confundamos, que no con todos te vas a un vertedero cercano y lo disfrutas así como así...). Del mismo modo, las perspectivas de futuro inmediato tampoco se parecen en nada a las del año pasado; este año no habrá aviones, ni visados malditos, ni pancakes para merendar, aunque se agradecerían. En su lugar seguiremos teniendo lo de siempre por estas fechas, amigos y tiempo para gastar con ellos, que bien mirado, creo que es lo que a todos nos hace felices.

En fin, que me gusta el verano, lo disfruto y no está en mis planes dejar de hacerlo. Y, por cierto, ya que estás por aquí leyendo mis divagaciones y sin mucho que hacer, me imagino... ¿Lo disfrutamos juntos? ;)





Y tú, ¿has sonreído hoy?

miércoles, 22 de junio de 2011

¿Cómo hablar?

Hay veces en las que quieres decir cosas, expresar opiniones o sentimientos y no sabes por qué te cuesta más de lo habitual, te haces un lio, se te acumulan las ideas en la cabeza y las palabras en la boca y no hay manera, no salen. Casi siempre hay una canción que refleja bastante bien lo que queremos decir, y este caso Amaral lo define perfectamente. A veces la respuesta a una pregunta a priori fácil puede no serlo tanto, a veces, incluso algo tan sencillo como decir lo que quieres decir no es tarea fácil...

Hace unas noches disfruté de uno de esos momentos especiales que tanto me gustan, casi siempre suceden de noche y, ahora que lo pienso, también casi siempre por el mismo sitio. Aunque esta vez no fue del todo como siempre; esta vez cambié la compañía por la soledad y la luz de la luna por la luz de las estrellas durante un rato. Y para mi sorpresa fue muy agradable, máxime cuando no me sentí solo en absoluto por momentos y disfruté, en cierto modo, de quizá la mejor compañía posible en aquel instante y en aquel lugar, o cuanto menos, de la que más me apetecía en ese momento. Fue una noche diferente, bonita y acompañada del rumor del mar de fondo, que me encanta.

Dicen los expertos que hasta dentro de 18 años no se podrá disfrutar de una noche igual a la del otro día, lo que la convierte en una noche casi única. Así quise vivirla y creo que lo conseguí, aunque en cualquier caso siempre hay una nueva oportunidad y, aunque esta sea dentro de dos décadas, intentaré que sea al menos tan mágica como esta lo fue.

Yo, por mi parte, haré lo que pueda para conseguirlo, dejemos que el tiempo se encargue del resto...




Y tú, ¿has sonreído hoy?

miércoles, 8 de junio de 2011

Alivio del corazón

Hoy no escribo para hablar de mí, aunque pudiera hacerlo perfectamente si sólo nos fijamos en el tiempo vivido. Hoy escribo para hablar de un ser muy querido para mí (de los que más) que vuelve a casa.

A veces en la vida una decisión lo cambia todo. El mundo que te rodea, en el que vives y el que has ido creando durante toda tu vida, no sin esfuerzo, se te pone en entredicho de la noche a la mañana y sin verlo venir, y lo peor de todo es que no puedes hacer nada para evitarlo. Cuando eso sucede te alteras, piensas rápido y tomas decisiones con el corazón que más tarde descartas con la cabeza, pero lo cierto es que en prácticamente todos los aspectos importantes de la vida el corazón es el que manda, y donde el corazón manda pocas veces se equivoca. A pesar de todo hay que ser consecuente con las decisiones que cada uno toma, y cuando lo eres a menudo llegas a puntos de no retorno. Aceptar y asumir las decisiones ajenas no difiere en gran medida de esto último, y por tanto, aceptar y asumir sus consecuencias es de ley. Quizá me equivoque al pensar que ciertas cosas estan claras desde el primer momento, pero me sorprendería en este caso, cuando se siembra una semilla casi siempre crece algo, y qué será lo que crezca a veces está claro desde el primer momento.

Han pasado varios años desde el día en que se plantó aquella semilla que hizo tambalearse los cimientos de dos vidas que parecían una sola por momentos, y el resultado de aquello no es otro que el que hoy nos ocupa. No quiero entrar a valorar el acierto o yerro de las decisiones pasadas, porque no me compete ni sería justo, ya que nadie es pleno conocedor de los motivos y razones que llevan a cada cual a a tomar sus propias decisiones.

Lo cierto es que hoy me encuentro con mi querido amigo bardo cantando canciones de alivio del corazón fundidos en un cálido abrazo tras un largo camino recorrido lleno de incertidumbres, y no decir que eso me hace feliz sería faltar a la verdad. Lo cierto es que en este momento todo empieza de nuevo para dos personas que lo compartieron todo en sus vidas, y eso da un vértigo tremendo que asusta de sólo pensarlo. Lo cierto es que aunque mi corazón está plenamente decantado hacia este lado, a ambos les deseo lo mejor en la vida.

Oportunidades para empezar de cero en la vida no hay muchas, y este sólo es el punto de partida de una nueva vida, un nuevo principio, una nueva oportunidad para ser feliz.





Y tú, ¿has sonreído hoy?

miércoles, 25 de mayo de 2011

Dulce aniversario

Ahora que llega el calorcito me vienen a la cabeza muchas cosas, mezcla de sol, verano y estrellas fugaces. Son fechas de aniversarios muy íntimos y privados que casi nadie conoce y que seguramente sólo yo celebraré, aunque sólo sea por mi carácter romántico o simplemente por el buen sabor de boca que siempre te dejan los recuerdos bonitos (de dulces los califiqué en su momento) al ser recordados, no sé, pero lo haré.

El otro dia vi "El secreto de sus ojos" a recomendación de una buena amiga mía, y curiosamente de toda la película me quedé con una frase. Decía así:
"Elija bien, lo único que nos queda son recuerdos. Al menos que sean lindos, ¿no?"
Y cuánta razón tiene. Cierto es que no se puede vivir de recuerdos, que hay que mirar para adelante y tratar de superarse dia a dia, intentar mejorar y seguir avanzando constantemente, pero oye, a veces es necesario levantar el pie del acelerador un rato y respirar, y a mí hoy me apatece detenerme un momento y respirar hondo, sentir ese refrescante olor salado de la brisa marina de noche y refugiarme del mundo por un rato, disfrutando y saboreando de nuevo esos lindos recuerdos que cumplen años por estas fechas, quizá con el inconsciente propósito de refrescar la mente pensando en el futuro, quién sabe.

También por estas fechas hace un año otra serie de cosas sucedían, ya no de recuerdos tan idílicos pero que finalmente también resultaron bien, quizá incluso mejor de lo esperado. Por desgracia esas sí vuelven año tras año desde hace unos cuantos, aunque ligeramente distintas y cada vez más pesadas, pero confío en poder sacudírmelas de encima pronto para poder enterrarlas en cofre del olvido; ese sitio en el que no molestan y que, si algún día lo necesitas, puedes volver a abrir para echarles un ojo de nuevo, recargar las pilas y coger fuerzas renovadas recordando que pasate por ahí y que fue duro pero pudiste con ello, que siempre anima.

En definitiva, son fechas bonitas; el tiempo se vuelve cálido como un buen abrazo en el momento oportuno por esta época, y cumplen años recuerdos que, sinceramente, me siento muy afortunado de poder recordar.

Brindemos por ello.




Y tú, ¿has sonreído hoy?

miércoles, 4 de mayo de 2011

El toro por los cuernos

Es increíble ver cómo en momentos de necesidad somos capaces de superar nuestros límites y conseguir eso de lo que no nos creíamos capaces hasta el momento, o sí pero nos daba miedo intentarlo por si al final resultaba que no lo éramos. Me encanta esa sensación (la de sentir que haces algo de lo que no sabías si serías capaz, digo), ¿a vosotros no? El empujoncito que nos lleva hasta ahí nos enseña que somos capaces de muchísimo más de lo que pensábamos en un principio, el problema es que ese pequeño empujón, muy pequeño a veces, en según qué casos puede ser tremendamente complicado de conseguir y claro, de boquilla todos somos muy valientes pero a la hora de la verdad nos falta valor para atrevernos a tener éxito.

El caso es que en ocasiones nos atrevemos, porque hoy nos hemos levantado comiéndonos el mundo o porque simplemente no hay más remedio, y de perdidos al río, qué se yo. La cuestión es que te lanzas, te hinchas de valor, y te vas decidido a pillar tú al toro, y no al revés; puede ser que la acometida sea, como en el caso que me ocupa hoy, pequeña (o relativamente poco importante podríamos decir, que de esto nadie se muere), o mucho más importante y complicada, tanto por dificultad como por entidad y esfuerzo requerido. Son estas últimas las que te llevan a encontrarte en situaciones que siempre has soñado vivir (aunque la noche de antes te haga lamentarte de que el tiempo pase tan rápido cuando lo disfrutas y justo en ese momento tengas que hacer frente a lo que te ocupa, y no a lo que más deseas), y en ese instante te das cuenta (aunque aún sigues pensando en tus cosas, es inevitable) de que eres feliz por estar ahí donde querías y cogiendo al toro por los cuernos. Y eso te hace sentir bien, sobre todo cuando al final todo salen a pedir de boca. Y cuando la situación se resuelve y se resuelve bien, sientes que has sido un cobarde toda tu vida; lo deseabas pero hasta que no has tenido más remedio no lo has hecho. Total, era eso o te estallaría la cabeza irremediablemente, ¿no? Pues no, claro que no idiota, las cabezas no estallan así como así...
Es cuando te das cuenta de esto cuando realmente te planteas por qué no coger al toro por los cuernos más a menudo, porque si al final todo sale bien y te sientes feliz, aunque sea sólo un poquito más feliz que antes, ya habrá valido la pena.

Conozco a una persona (a la que quiero mucho y de la que he aprendido muchísimo, por cierto) que para mí representa claramente esta idea, o al menos esa es la sensación que en mí proyecta. Y así le va, bastante bien me atrevería a decir. Indudablemente, el éxito está ligado a la inteligencia en la mayoría de los casos (y digo bien: en la mayoría), lo que me hace pensar que, quizá, el valor para conseguir tener éxito también radique ahí, en ser lo suficientemente inteligente como para reunir el valor necesario para atrevernos a ser felices.

Yo no me considero tonto, ni desde luego cobarde, así que sacad vuestras propias conclusiones...




Y tú, ¿has sonreído hoy?

sábado, 19 de marzo de 2011

Elixir de piña y uva

Hay épocas en la vida en las que se nota que algo nuevo se necesita, ese apoyo que te ayude a rellenar los huecos que te quedan vacíos y que, a su vez, aporte savia nueva, que le de un poquito de vida a todo y te de esa palmadita en la espalda que necesitas justo en ese momento para intentar avanzar hacia donde debes hacerlo, dondequiera que sea esa dirección.

Y es cuando te encuentras en ese punto, un punto extraño de tu vida, cuando de repente reaparece en el camino, como por arte de magia y con mucha más fuerza que nunca, ese recuerdo del pasado, esa fantasía que tantas veces te ha rondado la mente y que ya sea por miedo, cobardía o simplemente porque estás entretenido con otras cosas en ese momento, nunca ha cobrado vida. Y de repente, de la noche a la mañana lo hace; es real. Es algo tan real y perfecto que asusta. Una fantasía que se materializa tal y como la habías imaginado, tan maravillosa que no te queda más remedio que dejarte llevar por completo y saborear con energía cada sorbito que te brinde, porque sabes que cada segundo es oro, y que cada gota es un elixir valioso. Sientes que es uno de esos momentos que sabes que pasan sólo alguna vez en la vida y no lo puedes desaprovechar ni dejar de sentir con toda la intensidad de tu cuerpo, porque sabes que, si en algún momento se termina, no te perdonarías el haber dejado de disfrutarlo lo más mínimo. Incluso cuando todo parece que se turce de repente (es la primera vez que te pasa algo así y con unas posibles consecuencias tan severas), incluso entonces, es todo tan perfecto que todo se arregla fácilmente como por arte de magia, te vas a donde debes ir en ese momento y haces lo que sabes que debes hacer (porque hay veces en la vida que es obligatorio hacerlo), te das un paseo y te tomas un zumo de piña y uva, y entonces todo parece que se soluciona de nuevo.

Pero desgraciadamente de repente suena la alarma del despertador, el cuento de hadas que acabas de vivir se desvanece por completo, todo se convierte en lo que antes de que sucediera te daba miedo que fuera, pero que sabías que era lo más probable que acabase siendo. Y así es, vuelves a la vida real de repente, y de un plumazo todo es lo que era hace sólo unos días, siguen existiendo los mismos huecos que había antes y ahora los miras con más rabia e impotencia, porque ahora sabes que existe el material para llenarlos, y que el agua que los rellenará está ahí, sólo que de momento únicamente dispones de tus manos para recogerla, y todos sabemos que el agua líquida se escapa entre los dedos, que se necesita algún tipo de recipiente para recogerla, así que ya puedo ir a buscarlo rápidamente, antes de que sea demasiado tarde...

Comentaba en la última entrada que publiqué que me había dado cuenta de que últimamente mi vida era un Carpe Diem bastante bien aplicado, y esta serie de situaciones no hace más que confirmarlo. Es inevitable, siendo un romántico empedernido como soy, pensar que todo va a salir a pedir de boca, pero cuando todo acaba de pasar y las heridas todavía sangran y las brasas aún humean, también es inevitable no sentirse mal y pensar otra vez que todo es como siempre, que lo que parecía perfecto sólo lo era porque tú querías pensar que lo era, pero esque yo creo que hay ocasiones en las que realmente sí lo es, y no hay muchas ocasiones de esas en la vida como para ir desperdiciándolas. Ahora que empieza a curar la llaga, me alegro de haber podido sentir todas esas sensaciones, porque realmente son de las sensaciones más perfectas que recuerdo haber vivido, y no me arrepiento ni lo más mínimo de absolutamente nada de lo que sucedió, porque en ese momento breve en el que todo estaba pasando, sabía que así iba a ser. Supe que lo tenía que saborear, y así lo hice, bebí de ese elixir todo lo que pude hasta que no quedó más, y eso me hace feliz al recordarlo. Ahora, sólo hay que encontrar la manera de recoger todo el agua que se nos escapó de entre los dedos, ya que ahora ya sabemos dónde está, sabemos cómo sabe y sabemos, también, que es casi perfecta. Aunque también cabe la posibilidad de ir a ese otro manantial, el que ahora brota lejos de casa, y que tan buenas propiedades siempre ha demostrado tener también. Pero bueno, sé que algunas cosas no son fáciles, porque además, si lo fueran quizá no valdrían la pena...




Y tú, ¿has sonreído hoy?

martes, 1 de marzo de 2011

Carpe Diem

En dos meses pueden llegar a pasar muchas cosas, y estos meses que han pasado desde que empezase el año han servido para reestructurar algunas ideas en mi cabeza y tratar de entender bien qué pasa, con mayor o menor éxito según se mire. Hay cosas que veo más claras ahora que nunca, aunque no sé si eso será bueno o malo, pero algo es (o como diría un buen amigo mío: ni lo uno ni lo otro, si no todo lo contrario, que no es poco decir...). Yo creo que ver las cosas claras siempre es buena señal y, aunque a veces cueste verlas, una vez lo consigues no entiendes cómo no has podido verlo antes, ¿nunca os ha pasado? Otras, en cambio, están más confusas de lo que esperaba, pero bueno, tampoco me sorprende en gran medida. Realmente creo que una parte de mí sabía que iba a ser así, sólo que hasta que no pasa piensas que quizá no, que quizá esta vez las cosas sean diferentes, pero al fin y al cabo muchas cosas siempre se repiten, y no iba el destino ahora a hacer una excepción conmigo sólo por mi cara bonita... En fin, dejaremos que pase el tiempo, tal vez en el futuro las cosas sean diferentes, en algún momento han de serlo, ¿no?

A menudo me vienen a la cabeza imágenes y recuerdos cercanos en el tiempo, pero tremendamente lejanos en la distancia, con los que no puedo evitar ponerme ligeramente melancólico e incluso esbozar una ligera sonrisa de felicidad al recordarlos. Cuanto más pienso en ello más me alegro de haber vivido toda esa vorágine de sentimientos y sensaciones, aunque hayan durado relativamente poco tiempo, pero curiosamente, a medida que la alegría aumenta al recordarlo más me lamento de no poder seguir escribiendo esa parte de mi vida en un idioma extranjero, lleno de personas desconocidas y algunas que alguna vez también lo fueron, pero que ya no lo son ni lo volverán a ser nunca más, por suerte...
Dentro de un par de días tengo el inmenso honor de poder compartir todo eso con gente que querrá escuchar esa parte de mi vida, ya que pronto será también parte de la suya. Precisamente ayer hablaba de ello con una amiga y me pidió que resumiera en una frase todo lo que tendría que decirles si sólo pudiera utilizar unas pocas palabras, y mi síntesis, después de pensarlo sólo un segundo, fué algo así como:

"disfruta cada momento, pero sobre todo haz lo que te apetezca hacer en cada instante, hay cosas que sólo pasan una vez en la vida y esta, sin duda, es una de ellas"
.

Pensándolo ahora fríamente, me doy cuenta de que de un tiempo a esta parte aplico esa filosofía bastante a menudo, y no puedo evitar asociar ideas... Ese "Carpe Diem" que promulgaba Horacio hace ya algunos miles de años parece haber llegado intacto hasta nuestros días, y por lo que veo me lo estoy aplicando (con el mayor de mis respetos hacia a su autor) casi sin darme cuenta, lo que me obliga a pensar que algunas cosas estan cambiando en mí, o al menos mi forma de afrontarlas, y que, joder, cómo me ha alegrado la vida hacerlo en algunos momentos... :)

En fin, espero poder dar a esa gente que quiera escucharlos buenos consejos y que se vayan a su casa con una idea feliz de lo que les espera, porque seguro que lo será; muy mal se tendrían que dar las cosas para que así no fuese. Y en lo que a mí respecta, espero seguir aplicando esa filosofía romana que acabo de tener consciencia de que aplico durante mucho tiempo... De ser así muchas cosas seguirán cambiando irremediablemente y, a los hechos me remito, creo que las consecuencias no serán nada desagradables. Veremos...





Y tú, ¿has sonreído hoy?

viernes, 7 de enero de 2011

All good things come to an end

Hace aproximadamente un año que empecé a escribir este blog, y desde entonces muchas cosas han cambiado, aunque otras siguen exactamente igual que al principio. Acabamos de empezar un nuevo año, y en estas fechas es inevitable echar la vista atrás y repasar el año que acaba de terminar, aunque no sabría muy bien cómo calificarlo, sinceramente. Ha sido un año de cambios radicales, decisiones drásticas y oportunidades inesperadas, no podría decir que haya empezado el nuevo año con excesivo buen pié, pero abstrayéndome de la situación circunstancial actual creo que debería calificar este año como, al menos, un año especial y quizá como el año más importante de mi vida en algunos aspectos.

Los tres primeros meses no fueron muy diferentes a lo que venía siendo habitual hasta la fecha, pero en Abril (a mí me gusta recordarlo como nuestros Abriles) todo cambió por completo para empezar a convertirse en un año inolvidable. Esos cuatro meses hasta Agosto, cuando todo volvió a cambiar radicalmente, fueron especiales y viví momentos y situaciones que unos meses antes no habría podido siquiera soñar, y lo más importante es que fueron con una persona tremendamente importante en mi vida a la que quiero enormemente. Desde aquel momento aprendí mucho, cambió mi percepción de bastantes cosas y empecé a ver el mundo desde otra perspectiva diferente. Curiosamente en este momento acaba de empezar a sonar mi canción favorita, será casualidad, pero me encanta que empiece a sonar precisamente ahora...

Este año que acaba de terminar también me dejó para el recuerdo personas, situaciones y conocimientos nuevos que seguramente no olvidaré nunca. Sé que a muchas de esas personas quizá no las vuelva a ver más en mi vida pero, a pesar de eso, todos y cada uno de ellos han contribuído a que todo haya sido como es hoy, y me alegro por ello. Justo antes de marcharme conocí una parte de la vida de alguien muy querido por mí que desconocía, y es una de esas cosas que crees que sólo pasan en las películas, pero no en el mundo real, de las que te impactan y te marcan, mucho más viniendo de un buen amigo. Pocos meses después la situación se repitió exactamente de la misma manera con otra persona que se ha convertido en indispensable en mi vida desde que abandonase mi tierra allá por el mes de Agosto, y en ese momento me di cuenta de que las cosas que nos parecen "raras" a priori, quizá no lo sean tanto, que hay muchísima más gente de la que nos creemos que no tiene la suerte de nacer y crecer como se supone que todo el mundo debería hacerlo, y que por ello tengo la obligación de sentirme tremendamente afortunado, así que no puedo más que alegrarme y dar gracias por ello.

Un nuevo año acaba de comenzar, y como siempre todo el mundo se ha cargado de buenas intenciones y proyectos para este nuevo año. Yo no. Soy consciente de que el año que se ha extinguido recientemente va a ser difícilmente superable por el que acaba de ponerse los pañales y que a medida que pase el tiempo cada vez seré más consciente de ello, aunque por supuesto tengo proyectos y deseos para este año que comienza, pero no distan mucho de los habituales de cada año. Los Abriles que tanto he echado de menos este tiempo terminaron en Agosto, aunque no lo supe hasta hace bien poco, pero eso no significa que no los recuerde con la dulzura y felicidad que lo he hecho hasta hoy y sin cambiar un ápice el recuerdo que tengo de ellos; fueron, y siempre serán, maravillosos.

Veremos qué nuevas sorpresas y recuerdos nos trae este año, de momento no han sido excesivamente halagüeñas, pero yo, como siempre, soy optimista y sé que vendrán, y seguro que no tardan demasiado...



Y tú, ¿has sonreído hoy?