domingo, 11 de septiembre de 2011

Luna llena

Algo tendrá el agua cuando la bendicen. Por supuesto, cuando se encuentran tantas buenas cualidades dentro de un envoltorio tan bonito todo el mundo lo quiere para él, y ahí es cuando surgen los conflictos. Y me refiero a conflictos de todo tipo, desde la carrera de a ver quién puede más, hasta el conflicto interno derivado de que cerebro y corazón parezcan ser independientes, y no contentos con eso además parece que cada uno puede hacer lo que quiere y muy a menudo no es sencillo hacerlos coincidir.

No diré que la de ayer fue una mala noche, porque no lo fue, ni buena, porque no lo fue, pero desde luego no fue una noche más. Fue extraña, llena de momentos raros y mucho tiempo pendiente de cosas que no debería y que preferiría no haber visto. Pero bueno, fue lo que fue y lo que ya ha sido otras veces en el pasado y la verdad es que ya empiezo a cansarme un poco de esta historia recurrente. Quizá fuera la Luna llena, que siempre influye, o quizá el buen hacer del resto, que ahí está, pero el caso es que entre los kilómetros de distancia que nos separan y los fines de semana relámpago con todos sus inconvenientes, siento que la cabeza me va a estallar (otra vez).

En fin, no puede uno lamentarse de no haber obrado con mayor acierto cuando no sabe hacerlo, de la misma manera que no puede recriminarle nada a un buen amigo por haberlo hecho mejor. La vida es una y aquí el que no corre vuela. Lástima no saber volar mejor, sobre todo cuando luce Luna llena...




Y tú, ¿has sonreído hoy?

No hay comentarios:

Publicar un comentario