miércoles, 2 de noviembre de 2011

Amistad

Hoy me siento bien. Esta última semana ha sido un poco cansada, pero ha sido uno de esos cansancios que gustan, como cuando has hecho deporte un buen rato y por la noche sólo piensas en meterte en la cama y disfrutar de un buen descanso entre las mantas en invierno; de ese tipo de cansancios. 

A poder disfrutar en estos momentos de esas buenas sensaciones ha contribuido sin duda, y en muy gran medida, la magnífica calidad como persona de los amigos que, dicho sea de paso, me siento muy afortunado de tener. Cuando una persona (o grupo de personas) se propone algo, consulta con sus amigos más cercanos y siente su apoyo, ve cómo estos se involucran y ponen de su parte para conseguirlo, se esfuerzan y finalmente todo sale a pedir de boca, uno se siente bien. Pero si a eso le sumamos más tarde la buena compañía de la gente querida, la participación y la buena acogida recibida, y un bonito reconocimiento final, como es el caso, no sólo te sientes bien si no que además te sientes querido y valorado, que desde mi punto de vista es una de las pocas claves de la felicidad.

No añadiré mucho más a lo anteriormente expresado. Hoy me he puesto a escribir sin saber qué necesitaba decir, por puro afán literario pero sabiendo que necesitaba decir algo y, ciertamente, así era aunque no lo supiera en un principio. Necesitaba agradecer la confianza y el cariño que tan altruistamente profesa la amistad, y de los cuales me he sentido tan buen recibidor en los últimos días. Cierto es que me hubiese gustado compartir todas las sensaciones anteriores con alguna persona con la que, lamentablemente, por motivos de distancia fue imposible hacerlo, pero cierto es también que sí pude hacerlo con alguna otra persona con quien cada vez me siento más feliz teniendo cerca y creo que eso, de algún modo que aún no alcanzo a entender, quiere decir que las cosas marchan bien. Esperemos poder seguir por ese camino mucho tiempo.




Y tú, ¿has sonreído hoy?

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