lunes, 26 de noviembre de 2012

Felicidad

Es un privilegio contar con personas que tienen la capacidad de hacerte feliz. Aunque vivan lejos, aunque las veas poco y siempre sea en encuentros fugaces, al final siempre queda ese buen sabor de boca después de encontrarte con ellas y compartir unas horas juntos. Después repasas mentalmente los momentos vividos, las conversaciones, algún comentario o ese gesto tan natural y cariñoso que sólo sale sin pensarlo con la gente a la que de verdad quieres. Y en ese momento sonríes. Y es ahí cuando te das cuenta de que eres feliz. De que lo que de verdad importa son esas cosas, y que eres afortunado por tenerlas. De que ser ingeniero, pastelero o sexador de pollos no importa lo más mínimo si puedes compartir una cerveza o una horchata con quien de verdad quieres hacerlo. De que, al fin y al cabo, la vida sólo es una y encima es corta, y está para disfrutarla sólo con quien esté dispuesto a disfrutarla contigo.

No le demos vueltas. Disfrutemos y hagamos disfrutar al resto, que es de lo único que va todo esto. Yo ya estoy contando los días que quedan para vernos de nuevo y almorzar como se merece, porque algo me dice que, nuevamente, será un día inolvidable.




Y tú, ¿has sonreído hoy?

martes, 11 de septiembre de 2012

Como loco

De vez en cuando nos encontramos con cosas que nos hacen sentirnos identificados. Bien sea un libro, una canción, una película, una de esas pequeñas frasecitas que aparecen en los sobres de azúcar (y que tanto me gustan) o simplemente algo que vemos por la calle nos puede hacer imaginarnos a nosotros mismos en esa misma situación o en alguna similar e incluso recordar frases, circunstancias o hasta sentimientos vividos con anterioridad. 

Cuando eso pasa, independientemente de que los recuerdos que me vengan a la cabeza sean buenos o malos, suelo ponerme a pensar. Por suerte, suelo insistir mucho más en recordar todos esos momentos cuando las cosas que me vienen a la cabeza despiertan en mí sentimientos y sensaciones positivas, y eso es lo que me ha pasado esta noche. Hoy ha sido una película la encargada de alegrarme el día. Y lo ha hecho llevándome dos años y pico atrás en el tiempo, haciéndome volver a vivir otra vez todas esas cosas y haciéndome recordar que hubo un momento de mi vida en que yo también estuve, en cierto modo, un poco 'como loco'. Problemas burocráticos incluidos. Y recordar de nuevo todo eso me ha hecho sonreír, porque aunque lo recuerdo a diario, me he sentido bien. Me he imaginado de nuevo ahí, lo he vuelto a vivir y lo he vuelto a disfrutar, que para eso tenemos memoria. Y menos mal que la tenemos.

Todos tenemos en algún lugar de nuestra memoria alguno de esos momentos que siempre nos hacen sonreír y sentirnos felices, así que ¿por qué no dedicarles un ratito de vez en cuando? Pensar en esa canción, en la película que visteis aquella tarde o noche (o ni siquiera llegasteis a ver), en esa situación divertida que siempre nos alegra al recordarla, o en esa bonita conversación que tuviste una vez con las estrellas como techo es un ejercicio muy sano que nunca está de más. 

Cuidemos de vez en cuando el regalo que es poder recordar, y convirtámoslo en esa bonita costumbre que es alegrarnos la vida a nosotros mismos. Yo lo he hecho esta noche, y algo me dice que hoy dormiré feliz. 

¿Te animas? ;)




Y tú, ¿has sonreído hoy?

domingo, 19 de agosto de 2012

Iván

Quizá cada día sea más consciente de las cosas, o más sensible, o llamadlo como queráis, pero hay veces en que no puedo contenerme. Y aunque cada vez me pasa más a menudo e intento acostumbrarme a ello, hay situaciones que me sobrepasan.

No puedo contenerme cuando escucho un rumor creciente en mi calle, me asomo al balcón y veo que algo grande se está gestando; veo a un grupo de chavales de veinte años arremolinándose en mi portal a las diez de la noche, oigo como el volumen aumenta progresivamente, de diez chavales pasan a quince, de quince pasan a veinte y de vente a treinta. No los conté, pero juraría que si la situación hubiese durado media hora más la cuadrilla habría rebasado el centenar holgadamente. 
Y se me encoge el corazón al recordar cómo de repente, y al unísono, todos guardan silencio y en un instante concreto todos estallan en vítores, abrazos y aplausos hacia su amigo, ese amigo que comienza el tratamiento de quimioterapia el martes próximo, ese al que la vida le ha jugado la peor de las jugadas posibles, ese chico lleno de vida que sólo merece ser feliz, ese chaval que sólo intenta disfrutar de la vida, estar con los suyos y hacer feliz a los demás, porque siendo sinceros, a su edad no debe preocuparse de nada más. Porque eso es lo que, al fin y al cabo, importa en la vida.

No voy a intentar disimular mis sentimientos, no voy a decir que no he llorado porque lo he hecho mientras escribía estas líneas, ni que no lo siento, porque los fantasmas del pasado a veces son imposibles de eliminar, y me duele en el alma que este tipo de cosas se repitan. Pero tratando de ser positivos, es mi obligación pensar que a cada día que pasa la situación mejora. Que mejor hoy que ayer, y mejor mañana que hoy. Que aunque hoy parezca que no hay solución, mañana cuando todo haya pasado, todos miraremos atrás y sonreiremos. Que cuando te quieras dar cuenta estarás disfrutando de la vida como te mereces, bebiendo una buena copa de vino con tu novia y brindando por ello, disfrutando de la vida con esa camiseta rojiblanca y el escudo de tu pueblo bordado al pecho como tanto deseas, ganando títulos si eso es lo que quieres, levantando copas y siendo feliz. Porque eso es lo que te mereces. Y siendo consciente de que en esos días en los que lo único que necesitabas para seguir adelante eran tus seres queridos, su amor y su apoyo, ellos estuvieron allí. Que nunca echaste nada en falta porque nunca nadie lo permitió y que todos hicieron fuerza para que lo superases. 

Porque tú, Iván, vas a poder con ello. Porque no es justo que este tipo de cosas le pasen a gente como tú. Porque entre todos, y creo estar seguro de lo que digo, acabaremos con ello. Y porque, como ya he dicho en alguna otra ocasión citando a un grande, "la vida puede ser maravillosa", y no lo está siendo. Así que sólo es cuestión de tiempo que lo sea. 

Ánimo y mucha fuerza, amigo.




Y tú, ¿has sonreído hoy?

viernes, 3 de agosto de 2012

Diversidad

Muchas veces no entiendo a la gente. En honor a la verdad, diré que también hay ocasiones en las que es cierto que soy yo quien no se hace entender por el gran público. Aunque eso, por lo general, me trae sin cuidado. 

No entiendo, por ejemplo, por qué hay quien va al gimnasio y se sube a simular que hace lo que sea que se haga en una bicicleta elíptica ataviado con riñonera y las gafas de sol a modo de diadema en la cabeza, saca el móvil, whatsappea tres minutos mientras le da a los pedales, lo guarda de nuevo en el bolsillo de sus riñones y se baja satisfecho de pensar que ha hecho deporte un rato. Quizá penséis que exagero, pero lo he vivido hoy en primera persona. Imagino que el motivo debe ser que cada cual es como es aunque intente disimularlo. La verdadera esencia de las personas no se puede ocultar y quien no es deportista por naturaleza nunca conseguirá hacer deporte de un modo natural. De la misma manera, una persona poco cariñosa no se sentirá cómoda dando un cálido abrazo a su amigo, o alguien tímido no se encontrará a gusto contando un chiste en público. Creo que no se puede luchar contra la esencia de cada uno, y eso es algo que considero que hay que tener siempre presente y bien cuidado.

Está muy trillado eso de que hay que aceptar a cada cual como es, pero es que creo que no hay otra manera de que las relaciones, la amistad, la convivencia, en definitiva la vida, funcione correctamente. La diversidad es necesaria, empezando por la genética y terminando por los canales de televisión, sin diversidad convergemos, nos clonamos unos a otros, vemos siempre lo mismo, no avanzamos y nos aburrimos. Y el aburrimiento es horrible. Por eso yo no quiero aburrirme. Quiero salir de casa y saber que puedo beberme una cerveza bien fría con un buen amigo o tomarme un té muy caliente con mi colega turco, salir de fiesta hasta caer rendido o pasar largas horas hablando tranquilamente de cine y literatura, quedarme un día encerrado en casa haciendo la merienda o irme a un pueblo de Teruel a rodar una película con cuatro amigos por puro placer aunque muramos de frío. Porque la diversidad enriquece, nos enseña, nos hace aprender y descubrir y nos alimenta constantemente.

Yo, personalmente, me niego a dejar de alimentarme. Quiero seguir aprendiendo de las personas, descubriendo y empapándome de quien desee compartir un ratito de sus rarezas conmigo, porque a la larga, todo eso junto, creo que es un regalo impagable.




Y tú, ¿has sonreído hoy?

viernes, 6 de julio de 2012

Big hug

A veces (es inevitable) uno se visualiza a sí mismo en situaciones imaginarias que tiende a idealizar. A veces piensas en cómo será mañana por la tarde, qué harás la próxima vez que te encuentres con tal o cual persona, qué le dirás cuando la tengas delante e incluso cómo actuarás en su presencia, pero la verdad es que todo esto a la postre suele servir de bien poco y nada sale casi nunca como lo habíamos imaginado en nuestra cabeza.

Es imposible saber qué se nos estará pasando por la mente en ese preciso instante en el que finalmente nos encontremos con esa persona a la que deseamos ver más que a nada en el mundo, o con la que no queremos encontrarnos bajo ningún concepto. Y eso, a mi parecer, es una grandísima ventaja. Y creo que es una ventaja porque ahí es donde realmente surge la espontaneidad de cada cual, donde cada uno se muestra realmente como es y donde no existen las sorpresas. Cuando cada uno se comporta como realmente es no existe lugar para la improvisación ni las apariencias y, por tanto, a la larga nadie se siente decepcionado. 

Hay situaciones y, sobre todo, circunstancias en las que una persona no puede (ni aunque lo intente con toda su alma) disimular sus sentimientos, y cuando esos sentimientos ajenos llegan a ti en forma de un "abrazo del oso" lleno de cariño que te atrapa y no te deja andar, mientras te dice con una sonrisa enorme dibujada en la cara y mirándote a los ojos "eres mi prefe", entonces el mundo entero pierde de repente todo el sentido, todo se paraliza un instante y eres feliz.

Es una lástima no poder vivir esas sensaciones más a menudo, ni tener la oportunidad de devolverlas como se merece, porque sin duda nos alargarían la vida unos cuantos años más. No sé cuándo tendré la oportunidad de hacerlo, pero prometo intentar devolver todos esos sentimientos (difícil será superarlos) en cuanto me sea posible. Ya puedes ir preparándote... ;)




Y tú, ¿has sonreído hoy?

viernes, 15 de junio de 2012

Noches mágicas


Prácticamente ya es verano, y en verano las noches desprenden una magia especial. Y aunque astronómicamente aún no lo sea (aún debemos esperar al solsticio de verano para ello), la verdad es que ya se respira ese airecillo veraniego en el ambiente.

En una de sus noches mágicas, Shakespeare tuvo un sueño. Yo personalmente he tenido muchos. He vivido experiencias inolvidables junto a personas maravillosas, hemos vuelto a casa llenos de arena, nos han pasado cosas increíbles y hasta hemos comido flores. ¿De verdad no creéis que algo de mágico debe haber en todo eso? Yo creo firmemente que sí. Siento que sí. Y por eso me encanta el verano. Y con él sus noches.

Quizá sea porque en verano las noches son más cortas y las cosas han de pasar más rápido y con más intensidad para que puedan caber todas en una sola noche. Quizá por eso se nos hace de día tan a menudo mientras las disfrutamos. O quizá sea por ese calor mediterráneo que lo envuelve todo y nos invita a disfrutarlas hasta el amanecer. O por su humedad pegajosa que te invita a zambullirte en el mar a cualquier hora del día o de la noche, aunque sea de madrugada y hayas bebido más de la cuenta. O tal vez porque nací en Valencia un siete de Agosto y lo llevo en la sangre. No lo sé. La cuestión es que cada año me siento bien cuando llegan, y ya por fin están aquí.

Estamos en 2012, año mágico lleno de noches mágicas, así que no se me ocurre un mejor momento que este para  disfrutar de la vida. Solo o en multitud, tumbado en la arena de la playa o saltando al agua en la piscina, leyendo a la luz de la Luna o viendo una buena película en la mejor de las compañías. Cualquiera que sea la elección será perfecta. Porque amigos, estamos en verano. Y en verano, sobre todo cuando la magia de sus noches nos rodea, cualquier cosa puede pasar.




Y tú, ¿has sonreído hoy?

lunes, 28 de mayo de 2012

Por mi tripa

Hace tiempo que no escribo nada, así que voy a tomarme la pequeña licencia de hacer una declaración de intenciones. Por puro gusto. Llevo todo el día con una canción de Pereza en la cabeza, y la verdad es que me siento tremendamente identificado con una de sus frases. Permitid que la comparta con vosotros, dice así:
"No quiero ser el que sabe más, ni el que nunca falla. Detesto ser el que va detrás y te levanta."
No, no quiero ser el que sabe más, no me gusta nada serlo. De hecho me da mucha rabia. Tampoco quiero ser el que nunca falla. No. De vez en cuando fallo, como todo el mundo, no cometas el error de creer que nunca será así, por favor. También odio (quizá lo que más) ser el que va detrás, aunque a veces lo sea. Pero si caes no te preocupes, te ayudaré a levantarte. Para eso estamos los amigos. 

Hay veces en las que no sé bien cómo actuar y quizá me refugio un poco en la distancia. Pero la verdad es que siendo un bailarín mediocre como suelo ser, no me apetece nada tener a Fred bailando a mi lado en según qué circunstancias. Sobre todo cuando Ginger anda cerca. La verdad es que hace un par de semanas que ciertas cosas empiezan a escaparse un poco a mi entendimiento. O no les encuentro mucho sentido, en honor a la verdad, porque entenderlas las entiendo perfectamente. Quizá sea que el paso de los años y la experiencia me han curtido la piel y ya no me creo casi nada, ni me fío de casi nadie. Supongo que el resumen debería ser algo así como "no se puede tener todo". Digo yo.

Por suerte mis queridos abriles particulares (y alguna que otra preciosa Luna roja, injusto sería no decirlo) siguen ahí haciéndome feliz día tras día y dibujando una bonita sonrisa en mi cara cada vez que se dejan ver. Espero que tengan ganas de seguir haciéndolo a menudo. Yo, por mi parte, haré lo posible por que así sea...




Y tú, ¿has sonreído hoy?

martes, 24 de abril de 2012

Sant Jordi

Hoy, o ya más bien ayer debería decir, fue Sant Jordi (San Jorge para los castizos). Día de leyendas, de dragones y rosas y de libros con honores shakesperianos y cervantinos. "Día del Libro" en según qué casas, y aunque personalmente yo no recibí ninguno en el día de hoy, tampoco lo regalé. Ni ninguna rosa, aunque sí que recibiera alguna en un formato un tanto peculiar y pixelado, de esas que no huelen pero te hacen sentir bien.

Y es que a todos nos gusta recibir regalos, imagino. Y más aún cuando no los esperamos. Y más si cabe si resulta que nos gustan. Cada cual tiene sus gustos, supongo, pero yo, romántico como soy (o romanticón como me calificó no hace mucho quien quizá mejor pueda decirlo), a menudo valoro mucho más los regalos intangibles, esos que no puedes comprar, los que salen del corazón, los que cuando los recibes dibujan una una amplia sonrisa en tu cara y liberan espontáneamente en nuestro organismo todas esas drogas naturales que nuestro cerebro necesita para sentirse feliz. Y lo consigue. Y lo fascinante es que a veces no se necesita más que un simple comentario, un pequeño achuchón o un abrazo sincero para conseguirlo, pero qué difícil es a menudo recibir cualquiera de estas cosas... Por eso cada día que pasa intento valorarlas un poco más. Y cada vez que las recibo duermo tranquilo, sereno, feliz, con una sonrisa en la cara y deseando que el tiempo vuele. Pero no vuela. Lleva su ritmo el maldito.

Algunas veces sientes la necesidad de refugiarte en el pasado, de volver a saborear lo que ya una vez probaste y tan buen sabor de boca te dejó. Y siendo Abril como es, y sin llegar a ser muy consciente de cómo ni por qué, te subes en tu coche y conduces hasta ese lugar que hace casi dos años que no visitas, te sientas donde ya te sentaste una vez y te pones a recordar. Y qué bien sienta.

Como dije hace ahora ya bastante tiempo, "ahora ya son horas de dormir, y es lo propio hacerlo, pero dormir frecuentemente implica soñar, así que es mi deber hacerlo. Porque soñar es bonito, y cuando lo hacemos no existen los límites, los prejuicios ni la mala conciencia. Porque soñando disfrutamos a menudo de lo que no somos capaces de disfrutar despiertos".

Así que por todo eso, y aunque sólo sea por una noche más, por favor, soñemos...




Y tú, ¿has sonreído hoy?

miércoles, 11 de abril de 2012

Galones

He empezado cuatro veces a escribir esta entrada y sigo sin saber por dónde hacerlo, así que empezaré directamente por un punto intermedio e indeterminado, que siempre es la parte más fácil. Será culpa de la primavera, supongo, o de que Saturno esté en la casa 10 en Leo si es que alguien cree en la astrología, y si tiene algo de sentido lo que acabo de escribir, que lo dudo.

A veces no sé si serán de indulgencia, de ignorancia, de indiferencia o de qué serán, porque desde luego no son de inteligencia los galones que luzco de vez en cuando y cada vez más a menudo, aunque algunas veces alguien me acuse de serlo (que lo odio) y tenga que tragarme mis ganas de rebatirlo con firmeza. Creo que argumentar para parecer idiota sería un contrasentido. No obstante así son las cosas y creo que hay que ser fiel a uno mismo ante cualquier circunstancia, no contemplo otra forma de ser feliz en la vida. Y ser fiel a uno mismo desde mi punto de vista implica, como ya he dicho en muchas otras ocasiones, hacer lo que a uno le apetece, desaparecer cuando el corazón te lo pide y la cabeza no encuentra otra forma de no morir en el intento y abandonar ese camino sin sentido que no sabes bien ni cómo ni cuándo empezaste a recorrer sólo porque la vida te lo puso delante, irte lejos y cambiar de aires un tiempo para poder ver las cosas desde otra perspectiva y borrar de tu cabeza momentos que preferirías no estar obligado a recordar o escaparte una noche a olvidar la realidad por un rato y tumbarte en una playa de piedras a disfrutar de un eclipse de Luna con la única compañía del rumor del mar de fondo. Y resulta que siendo fiel a uno mismo, y haciendo lo que te apetece, te encuentras con que ese camino que recorrías dando tumbos va quedando atrás poco a poco (aunque a veces cueste sangre sudor y lágrimas dar un pequeño pasito más), te encuentras, sin saber bien cómo, viviendo el sueño hecho realidad de los cuatro mejores meses de tu vida en compañía de esa persona maravillosa que te hace feliz, antes de despertar de la noche a la mañana a un nuevo mundo de nuevas experiencias y sensaciones alejado de todo lo que no quieres recordar, o de repente te ves incrédulo fotografiando una secuencia inolvidable que supera tus expectativas y te hace sentir satisfecho de haber tomado la decisión correcta esta vez.

Sinceramente, no sé cuántas veces más estaré condenado a lucir esos galones malditos, pero la verdad es que mientras en mi cabeza sigan igual de vivos Nuestros Abriles, o pueda seguir tomándome una rica horchata granizada en la mejor compañía posible, por breve que sea, no me importará ni lo más mínimo hacerlo cuantas veces sea necesario...




Y tú, ¿has sonreído hoy?

sábado, 17 de marzo de 2012

Fallas

Son fallas, y en fallas puede pasar cualquier cosa. Quizá porque esta semana me ha tocado doblar el lomo mucho más de la cuenta o quizá por simple debilidad pasajera, pero esta semana estoy nostálgico. Añoro tiempos pasados, noches de otros días que me hicieron muy feliz y que hace ya mucho que pasaron (demasiado me atrevería a decir) y necesito rememorar con urgencia. 

Puede que, como dice el refrán (y la canción), cualquier tiempo pasado nos parezca mejor, pero es que a veces algunos tiempos pasados sí fueron mejores. Todo llega y todo pasa, imagino, y como consecuencia de ello vamos escribiendo poco a poco las líneas de nuestra historia particular. Quizá estas líneas que ahora escribo no sean las más brillantes de todo lo que tenga que escribir, pero como buen valenciano confío plenamente en el fuego renovador de la noche de San José para quemar y depurar todo eso que no necesito en mi vida. 

Que arda bien fuerte...




Y tú, ¿has sonreído hoy?

martes, 6 de marzo de 2012

Promesas

Me gusta ver a la gente feliz, me encanta de hecho. Y me encanta saber que en ocasiones yo mismo soy el responsable, aunque sólo sea en pequeña medida, de que la gente lo sea. Provocar en la gente un pensamiento positivo, una carcajada, o simplemente una sutil sonrisa es para mí a menudo recompensa suficiente, pero yo mismo soy inmensamente feliz cuando esa sonrisa viene de parte de quien quieres que venga. Y cuando además te regala un beso en la mejilla, entonces el mundo entero desaparece y sólo te importa conservar para siempre esa moneda de no recuerdo ya cuántos miles o millones de ilusiones que te acaba de regalar y que guardas en el bolsillo como oro en paño. Prometo no perderla nunca.

Hay gente que tiene necesidad de querer y ser querido, y quizá yo sea una de esas personas. Para mí es necesario sentirme querido (por fortuna me siento, y mucho), pero casi más importante para mí (aunque he de reconocer que a veces me cuesta bastante hacerlo y por eso quizá escribirlo sea lo más fácil) es demostrar a quien me importa que le quiero, bien sea escribiéndolo o expresándolo abiertamente a través de palabras, de un abrazo, de una caricia o de ese beso que nunca me he atrevido a dar... Dadme tiempo, por favor.

Esta semana me siento feliz y, aunque no sea una felicidad completa (hay cosas que sé que puedo hacer mucho mejor) quiero compartirlo con todo aquel a quien le interese lo suficiente como para estar leyendo esto ahora  mismo: soy feliz. Y lo soy aún más porque desde hace dos días el mejor regalo que te puede dar la vida le llegó a mi primer amigo (lo somos desde los 2 o 3 años) y uno de los mejores, para no faltar a la verdad. Aunque ya  lo hice en persona cualquier momento es bueno para darte de nuevo la enhorabuena, amigo mío. :)

Yo, por mi parte, prometo cambiar ciertas cosas; prometo empezar por este mismo blog al que cada vez tengo más cariño y que de repente me parece tremendamente oscuro, prometo hacerlo pronto y prometo hacerlo todo lo bien que sepa. Prometo seguir siendo yo mismo y prometo que intentaré hacerlo mejor la próxima vez. Prometo seguir aprendiendo y no dejar de soñar. Prometo tener paciencia y no dejar de insistir, pero sobre todo y por encima de todo, con vuestro permiso, prometo seguir siendo y haciendo feliz a la gente que quiero una buena temporada más...




Y tú, ¿has sonreído hoy?

miércoles, 29 de febrero de 2012

Nueva Cuenta Larga

De unas semanas a esta parte parece que el mundo se ha vuelto loco, nada es normal; la mejor película del año es muda, el pasado asoma la cabeza por todos lados y de mil formas distintas, la mayoría de la gente esta tensa o nostálgica y hasta los meses se alargan un día más. Quizá sea verdad que el fin del mundo se acerca...

Yo lo dudo profundamente. Para mí, como ya dije varias veces con anterioridad, este está siendo un año de cambios y no me voy a permitir el lujo de que el mundo se acabe sin conseguir un par de propósitos que tengo bastante claros. Aunque seguramente nadie lo entienda, porque seguramente nadie lo sepa, ver que seis veces en un mismo día (y un par de veces más al día siguiente) alguien se preocupa por mí en cierto modo y aunque sea desde el anonimato y sin hacer ruido, me da ánimos y me ayuda a seguir adelante con fuerzas. Quizá no se adivine fácilmente por mi forma de ser (que es bastante tranquila e introvertida a menudo), pero soy una persona bastante pasional y me entrego con facilidad a mis impulsos. Siendo sinceros, he de admitir que esto no siempre se ha traducido en buenos resultados, más bien en ocasiones han sido devastadores, pero de todo se aprende y como ya he dicho también en otras ocasiones, a base de insistir se consiguen muchas cosas. Yo pretendo seguir insistiendo.

La mayoría de la gente cree que los antiguos mayas pensaban que el mundo se acabaría el próximo 21 de Diciembre de este mismo año. Craso error amigos. En realidad (aunque quizá no os interese, pero a mí me apasionan las culturas antiguas y me he informado) el día 20 de Diciembre se cumple el último día del 13º baktún del calendario maya de la Cuenta Larga, o dicho de otra forma, a los pobres mayas se les acaba el calendario. A diferencia nuestra, los figuras de los mayas utilizaban un calendario que dura la friolera de 5125 años, en el que cada uno de estos ciclos recibe el nombre de edad del mundo, y curiosamente la cuarta edad del mundo termina este año el 21 de Diciembre, coincidiendo precisamente con el solsticio de invierno (me río yo de la precisión de los relojes suizos). 

Yo no soy maya, pero siempre que alguna filosofía me parece interesante tiendo a apropiarme de sus ideologías y consejos y, viendo cómo se están sucediendo los acontecimientos últimamente, en este caso no pretendo hacer una excepción. Sé que, para mí, lo que venga no durará 5000 años, ni falta que hace, pero como ellos pretendo recibirlo con grandes celebraciones y si de algo no tengo dudas es de que, como los mayas llegaron a vislumbrar hace tantos años, este año no es más que un nuevo punto de partida. Animémonos pues a empezar de nuevo y comencemos a vivir todo eso que aún nos queda por delante con la mejor de nuestras sonrisas.




Y tú, ¿has sonreído hoy?

miércoles, 8 de febrero de 2012

Piedras

¿Por qué nos empeñamos (o me empeño debería decir, por aquello de no generalizar) en cometer los mismos errores una y otra vez?

He pensado mucho en ello y creo que es una pregunta sin respuesta o, al menos desde mi punto de vista, sin una respuesta clara. Hay personas que parecen tocados por una varita de esas que a algunos les gusta calificar como mágicas, y a cuyas virtudes me voy a tomar la libertad de poner la etiqueta de mucho más que discutibles, siendo generoso en mi valoración. La cuestión es que de vez en cuando la piedra con la que ya tropezamos tiempo atrás vuelve a aparecer en el camino y se planta ante nuestros pies como por imposición divina, no importa lo lejos que te hayas encargado de lanzarla en el pasado, ahí está otra vez la maldita con ganas de tirarte de nuevo al suelo. ¿Y entonces qué? Pues aunque con algunas lo tenga muy claro, con según que piedras no lo sé, la verdad.
Son las de este último grupo las que me preocupan, esas que crean incertidumbre con su presencia ante tus pies, esas que hace años lanzaste lejos una noche en el mar haciéndolas rebotar satisfecho varias veces sobre la superficie del agua, parecía que de allí nunca iban a salir y de repente una noche cualquiera (como anoche, sin ir más lejos) te rebotan de nuevo y te golpean en toda la cabeza sin verlas venir y casi sin tiempo para reaccionar. Quizá Poseidón pensó que pretendía abollarle el tridente de un pedrazo y me la devolvió... No era esa mi intención, lo juro. 

En fin, que aquí estoy yo con mi piedra. Y la verdad es que estoy empezando a cogerle cariño; me recuerda, si se me permite el símil, a esos perrillos que aparecen de vez en cuando en el telediario volviendo a casa con los mismos dueños que hace meses los abandonaron a cientos de kilómetros, ajenos a la ruin voluntad de sus dueños al dejarlos abandonados y sin un ápice de rencor en su interior. En esos casos no queda otra que acogerlos con los brazos abiertos y quererlos, ¿no? 
La cuestión es que ya he acabado con algún chichón importante más de una vez en el pasado, provocado precisamente por esta misma piedra, y no me fío un pelo de no necesitar de nuevo un buen casco, así que en lugar de lanzarla al fondo del Mar Mediterráneo de nuevo quizá debería probar a hacerme un bonito collar con ella.

No lo tengo aún del todo claro, así que lo consultaré esta noche con la almohada aprovechando la claridad que nos brinda hoy, como siempre, la luz de la Luna Llena.




Y tú, ¿has sonreído hoy?

martes, 31 de enero de 2012

Buen jamón

Admiro a la gente que se esfuerza por hacer lo que le gusta en la vida, independientemente de que lo consigan o no. Pero admiro mucho más a los que en su afán por realizar sus sueños hacen felices a más gente, aquellos que entienden que el fin último del ser humano no es otro que el de ser feliz y hacer feliz a los demás. Algo tan simple y tan difícil al mismo tiempo.

Lamentablemente, por regla general sólo tendemos a tomar consciencia de ello tras pasar por alguna situación traumática o bastante complicada en nuestra vida, y eso es una pena. Ayer descubrí la historia de una persona que dedica su vida a intentar ayudar a la gente a través de su música, y la verdad es que me impresionó sobremanera. Seguramente su vida y su propia perspectiva de las cosas estén tremendamente influenciadas por la infancia que le tocó vivir, pero no creo que sea necesario sufrir un derrame cerebral a los 11 años y convertirse 12 años después en nº1 de la lista de discos más vendidos del Reino Unido para llegar a ver las cosas con esta perspectiva. Todos sabemos que lo único que queremos al fin y al cabo es disfrutar de la vida y ser felices, sólo que a veces nos despistamos con nuestro trabajo, nuestros estudios o tratando de prevenir nuestros propios miedos o preocupaciones, es inevitable. Recapacitemos un poco de vez en cuando, que nunca está de más.

Está claro que a veces las cosas nos asustan, nos desconciertan o nos generan incertidumbre, sobre todo cuando suponen un cambio en nuestra vida, y eso puede provocar una cierta inseguridad en nosotros mismos e incluso en las personas más cercanas de nuestro entorno. Pero no debemos olvidar que los cambios muchas veces son para bien y, sobre todo cuando llegan a raíz de nuestro propio esfuerzo seguro que a la larga nos generarán una gran satisfacción personal. Por eso, sé que dentro de un tiempo estaremos celebrando ese nuevo trabajo que empieza en una nueva empresa, o la firma de ese contrato de alquiler que nos asusta porque es algo nuevo y desconocido, pero que sabemos que nos va a proporcionar una mucho mejor calidad de vida. De eso no me cabe duda.

Yo también tengo mis propios gustos y propósitos en la vida, faltaría más, pero es cierto que algunos de ellos vienen condicionados por otros factores y aún debo pelear un poco más de tiempo para conseguirlos. De momento, esta misma noche de hecho, me voy a dedicar a satisfacer mis deseos más básicos y primarios (que no por ello menos placenteros) a golpe de buen jamón, vino tinto y la mejor compañía posible en la noche de hoy (no voy a negar que me gustaría contar con alguna presencia imposible esta noche), que seguro que eso, en vista de los resultados obtenidos en ocasiones anteriores, nos proporciona a todos un poquito más de felicidad...




Y tú, ¿has sonreído hoy?

martes, 10 de enero de 2012

Apariencias

No soy persona de aparentar cosas que no son, pero a veces es inevitable hacerlo. Y eso me da mucha rabia.

Es inevitable hacerlo porque hacer lo que uno quiere, sobre todo cuando tus deseos conciernen a quien tienes sentado a tu lado en ese momento, puede suponer un punto de inflexión importante y, cuando quieres a esa persona, aunque te apetezca más que nada en el mundo hacerlo, a veces toca aparentar lo contrario. Y eso me da mucha rabia porque no me gusta aparentar lo que no es, pero quizá por miedo (porque a veces asusta), quizá por algún tipo de absurda sensatez que ni yo mismo alcanzo a entender o sabe Dios por qué, a veces lo hago. Y eso no me gusta.

En cualquier caso, dije hace poco que este año me daba buenas vibraciones y lo mantengo. Porque aparte de esos momentos puntuales que, en contra de lo que pueda parecer, los echo muchísimo de menos cuando no los tengo, y algún otro que no merece si quiera mención, en estos a penas 10 días he tenido bastantes buenas sensaciones. Empecé el año en la mejor de las compañías posibles, bebiendo zumo recién exprimido y brindando con cava y felicidad, recibiendo alguna que otra buena noticia al poco tiempo que ya tardaba demasiado en llegar y con grandes esperanzas en la cabeza, y lo estoy continuando con abrazos de madrugada que me siguen haciendo feliz, con buenos momentos abrazado a la almohada por la mañana y con la sensación de que por fin las cosas se mueven un poco. Espero que sigan haciéndolo en el buen sentido un tiempo más.

No es fácil a veces hacer que las cosas cambien, y en esas estamos, intentándolo. Aunque como ya dije hace tiempo, y cada vez más creo que así es, si lo fuera quizá no valdrían la pena...




Y tú, ¿has sonreído hoy?

lunes, 2 de enero de 2012

2012

No es fácil expresar las cosas como quiero hacerlo hoy, a ver si soy capaz.

Acaba de terminar 2011, un año (como bien pude vislumbrar hace ahora ya doce meses) sin fuste alguno para mí y con muy pocos alicientes a priori. Un año en el que sinceramente, si repaso mentalmente los acontecimientos de mi vida que en él sucedieron, creo que no sería capaz de calificar claramente ninguno como bueno, más bien todo lo contrario. Y todo esto después de 2010, un año en el que disfruté de la vida de una forma que nunca imaginé que podría llegar a hacerlo. De hecho los mejores recuerdos que conservo de este año que acaba de irse son prácticamente todos de sus últimos meses y, curiosamente, casi todos de la mano de esa persona que se encargó de hacer de 2010 un año inolvidable. Por algo será, imagino.

No es un disparate pensar que quien te importa sea quien debe hacerte feliz, aunque por desgracia no siempre sea eso lo que sucede. Y por eso mismo yo lo soy. Soy feliz porque me siento querido por las personas que de verdad me importan, porque, aunque parezca una estupidez, una partida improvisada de dominó para dos personas puede llegar a hacerme inmensamente feliz, porque soy consciente de lo que tengo en mi vida y lo valoro, pero por encima de todo porque, aunque con alguna ausencia más que significativa, las cosas como son, he despedido lo que para mí no ha sido un buen año al lado de esas personas que me hacen serlo.

Si he de ser sincero, me cuesta recordar el momento de la entrada del año pasado y, para más inri, todo lo que me viene a la cabeza no son precisamente recuerdos gratos. Sinceramente no creo que eso me vaya a suceder nunca con esta entrada de año, y no lo digo por las canciones repetitivas que te emborrachan o los licores de chorizo precisamente, que también podría, si no por la forma en cómo se fue un mal año y cómo empezó el nuevo, porque las conversaciones gratas a media tarde siempre son gratas, porque la primera felicitación y el primer beso del año fueron los que fueron, porque el primer abrazo y el primer brindis también lo fueron y porque algo me dice que este año, no sé por qué, no va a ser un año más en mi vida.

No sé qué sorpresas me esperan a lo largo de estos nuevos doce meses, pero yo personalmente me voy a encargar de descubrirlo a partir de ahora mismo.




Y tú, ¿has sonreído hoy?