martes, 15 de noviembre de 2011

Efecto Pigmalión

Aunque quizá no mucha gente lo sepa, y de ellos quizá muy pocos lleguen a leer estas líneas algún día, creo que soy un gran soñador. A menudo me gusta imaginar cómo serán las cosas en el futuro y creer que algún día serán como las imagino en mi cabeza y la verdad es que a veces, quizá efecto Pigmalión mediante, vete a saber, acierto. 

En los últimos días he disfrutado nuevamente de muy grata compañía, de esa compañía que tanto me gusta y tanto escasea últimamente por desgracia. Sentir un abrazo sincero, mantener una conversación amena y sentirse querido en definitiva, reconforta, máxime cuando existe reciprocidad. Cierto es que la idiosincrasia de la situación casi siempre es la misma o parecida y mejorable desde mi punto de vista, pero al menos esos momentos siguen alimentando el corazón y, aunque a la postre la despedida no sea la mejor posible, te alegran el fin de semana. Después, incluso algo tan frío como resulta ser la pantalla de un ordenador mostrando un gráfico inerte pero lleno de significado, puede terminar por rematar la faena, y entonces únicamente quieres que el tiempo vuele y ese mes lleno de tedio impagable que se vislumbra ante ti pase lo más rápidamente posible para beberte de nuevo un buen ron bien acompañado cuanto antes.

Hoy, casualidades de la vida quizá, me he topado con una gran frase de Voltaire que me ha hecho reflexionar, decía así:

"La felicidad nos espera en algún sitio, a condición de que no vayamos a buscarla."

Esta frase puede parecer aparentemente incongruente con el famoso "efecto Pigmalión" que nombraba anteriormente, pero bien mirada creo que viene a decir lo mismo. Yo creo que la única clave para conseguir un propósito es creer firmemente que sucederá, saber que va a pasar, aunque ciertamente algunos grandes deseos requieren también de un gran esfuerzo. Pero cierto es que la suerte no viene a ser más que la oportunidad aprovechada en la mayoría de los casos, lo que implica que no hay que forzar las situaciones de nuestro día a día en intentar conseguir nuestros grandes objetivos, más bien todo lo contrario, esperar a que se nos plantee la oportunidad cuando no depende de nosotros, y en ese momento actuar con inteligencia. Creo que no exagero cuando afirmo que algunos de los momentos más felices de mi vida se presentaron casi por sorpresa, con algún empujoncito de mi parte cuando fue necesario pero sin casi verlos venir.

Nuevamente me reafirmo en la idea de que la felicidad depende en gran medida de uno mismo, nos espera en cualquier sitio, no sabemos dónde, y quizá por eso mismo prácticamente en todos los casos nos pillará desprevenidos. Y cuando eso suceda, únicamente hay que aprovechar la oportunidad, abrir bien los brazos y acogerla como se merece, con un buen abrazo sincero que esta vez sea a ella a quien coja por sorpresa para que no pueda volver a escaparse.




Y tú, ¿has sonreído hoy?

lunes, 7 de noviembre de 2011

Aire fresco

A veces puede resultar muy duro hacer algunas cosas que, inevitablemente, no podemos dejar de hacer. Además parece que como por una rara y desafortunada coincidencia del destino hay ocasiones en que estas tareas vienen todas a la vez, sin avisar y sin pedir permiso y ahí estás tú, viéndolas venir y con la energía para llevarlas a cabo bajo mínimos. Y cuando eso sucede es un mal día, sin duda.

Quizá porque hoy es Lunes, quizá porque estoy cansado de hacer siempre lo mismo sin un ápice de ganas, quizá porque son muchas las veces o quizá por todo un poco, hoy necesito aire fresco. Me gusta pensar que dentro de poco tiempo las cosas serán diferentes, de hecho estoy convencido de ello, pero la verdad es que no tengo ni idea de hacia dónde soplarán los vientos cuando eso suceda, ni de cómo empezar a hacerlo para cambiar el rumbo. Los planes de futuro se hacen con la intención de planificar nuestra vida, pero la verdad es que pocas veces coincide lo que pretendemos hacer con lo que finalmente hacemos, bien por iniciativa propia, bien por giros inesperados de los acontecimientos o porque sencillamente no se puede, pero la verdad es que pocas veces convergen.

Dije hace poco que me apetecía empezar a cambiar algunas cosas y prometí empezar a hacerlo con la ayuda de un buen amigo, quesos y vinos italianos. Hecho está, es un comienzo. Ahora sólo hay que seguir por la ruta marcada, abordar las incómodas tareas que para ello es necesario abordar, y pasar página. A ver si lo solventamos rápido, que la vida es una y corta...




Y tú, ¿has sonreído hoy?

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Amistad

Hoy me siento bien. Esta última semana ha sido un poco cansada, pero ha sido uno de esos cansancios que gustan, como cuando has hecho deporte un buen rato y por la noche sólo piensas en meterte en la cama y disfrutar de un buen descanso entre las mantas en invierno; de ese tipo de cansancios. 

A poder disfrutar en estos momentos de esas buenas sensaciones ha contribuido sin duda, y en muy gran medida, la magnífica calidad como persona de los amigos que, dicho sea de paso, me siento muy afortunado de tener. Cuando una persona (o grupo de personas) se propone algo, consulta con sus amigos más cercanos y siente su apoyo, ve cómo estos se involucran y ponen de su parte para conseguirlo, se esfuerzan y finalmente todo sale a pedir de boca, uno se siente bien. Pero si a eso le sumamos más tarde la buena compañía de la gente querida, la participación y la buena acogida recibida, y un bonito reconocimiento final, como es el caso, no sólo te sientes bien si no que además te sientes querido y valorado, que desde mi punto de vista es una de las pocas claves de la felicidad.

No añadiré mucho más a lo anteriormente expresado. Hoy me he puesto a escribir sin saber qué necesitaba decir, por puro afán literario pero sabiendo que necesitaba decir algo y, ciertamente, así era aunque no lo supiera en un principio. Necesitaba agradecer la confianza y el cariño que tan altruistamente profesa la amistad, y de los cuales me he sentido tan buen recibidor en los últimos días. Cierto es que me hubiese gustado compartir todas las sensaciones anteriores con alguna persona con la que, lamentablemente, por motivos de distancia fue imposible hacerlo, pero cierto es también que sí pude hacerlo con alguna otra persona con quien cada vez me siento más feliz teniendo cerca y creo que eso, de algún modo que aún no alcanzo a entender, quiere decir que las cosas marchan bien. Esperemos poder seguir por ese camino mucho tiempo.




Y tú, ¿has sonreído hoy?