Hay personas que sólo con estar cerca de tí un rato te alegran el dia, o el fin de semana incluso. Y lo mejor de todo es que ni siquiera deben proponérselo ni esforzarse para conseguirlo. Únicamente con estar cerca de tí, hablar contigo un rato y tomarse un buen ron Santa Teresa en tu compañía ya lo consiguen, y cuando eso sucede, amigo mío, créeme que te sientes verdaderamente feliz. Es maravilloso poder sentir esa sensación de vez en cuando, pero sobre todo es maravilloso poder sentirla cuando te apetece, y más si cabe con la persona con quien te apetece hacerlo.
Hoy siento una especie de morriña (aunque quizá añoranza sea en este caso el término más apropiado) de tiempos pretéritos, tiempos llenos de momentos felices que se estan convirtiendo en algunos de mis recuerdos más queridos con el paso del tiempo, ganando en cantidad de matices, en intesidad y en variedad de sabores, como el buen vino. Debe ser que el recordarlos tan a menudo potencia sus buenas cualidades, no lo sé, el caso es que en dias como hoy los echo de menos y siento en parte que los necesito un poco. Por suerte sé que están ahí, en mi cabeza, y que de ahí nadie nunca los podrá sacar.
Tengo ahora mismo esa extraña sensación de que las cosas a mi alrededor van a cambiar pronto, noto que el mundo que me rodea, mi mundo más querido e íntimo, va a cambiar profundamente de un momento a otro, no sé por qué. Debe ser que ha llegado el otoño y ha revolucionado las cosas más que la misma primavera si cabe, vete a saber. Es en dias como hoy cuando mi cerebro imagina, se deja llevar y se pierde en su propia imaginación, que no es poca, y se inventa un mundo nuevo que termina creyéndose él mismo y en el que es feliz y todo cuanto nos rodea es aquello que siempre hemos deseado. No sé hacia dónde irán los nuevos caminos que, por mera intuición, creo que se van a abrir ante nosotros dentro de muy poco. Me encantaría pensar que el futuro nos deparará un buen destino, porque además creo que lo merecemos. Aunque por si acaso eso no sucediera, yo tendré siempre preparado un poco de hielo, dos grandes copas y una buena botella de buen ron para compartir, que eso, pase lo que pase y con la compañía adecuada, siempre será garantía de felicidad.
Y tú, ¿has sonreído hoy?