lunes, 18 de enero de 2010

Déficit

A menudo se nos exige dar lo máximo de nosotros mismos. Y te esfuerzas por que así sea, inviertes tiempo y dedicación en conseguir tus propósitos, te esfuerzas por alcanzarlos pensando en que lo vas a lograr y das el 99,9% de tí mismo para conseguirlo. Pero ese 99,9% no siempre es suficiente.

Hay ocasiones en que la diferencia entre éxito y fracaso viene marcada por ese 0,1% restante que parece imposible de alcanzar. Es entonces cuando te planteas si merece la pena seguir adelante, seguir intentándolo una y otra vez, aún a sabiendas de la dificultad que entraña el cometido. Parece imposible ser capaz de alcanzar el 100%, la perfección. Eso significaría quedar exhausto, agotado, pero satisfecho. Y curiosamente (al menos en mi caso) la respuesta casi siempre es SÍ. Sí por el tiempo y el esfuerzo invertidos hasta el momento en alcanzar ese 99,9% maldito. Sí por el espíritu y las ganas de superación. Sí porque si la respuesta fuera NO sentiría haber fracasado. Y sí porque hay cosas por las que merece la pena luchar aunque ello suponga caer rendido para conseguirlo.

Todas las decepciones son una oportunidad de aprendizaje en potencia, sólo hay que saber leerlas y aprender de ellas. Aprender es la clave de la vida, y la solución a la inmensa mayoría de los problemas, la lástima es que la vida sólo dure una vida, y no haya tiempo para más...

Esta mañana sufrí ese déficit del 0,1%, o al menos esa es la sensación que se me quedó, y no fue nada grato. Pero aún no son siquiera las 3 del mediodía, queda todo un día por delante y en España cenamos tarde, aprovechamos el tiempo con los amigos, nos divertimos y salimos a la calle. En resumen: disfrutamos de la vida.

Así que me he propuesto salir a la captura de mi 0,1% perdido y pienso encontrarlo. Sé donde está, y me gusta quién tiene al lado. Será difícil, pero lo bueno es que sólo depende de mí.



Y tú, ¿has sonreído hoy?

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