lunes, 22 de noviembre de 2010

Right decision

A veces cuesta dejar atrás los fantasmas del pasado, desvincularse de eso que nos molesta o agobia y que no nos deja vivir tranquilos y felices, agusto con nosotros mismos. Es en esos momentos cuando se deben tomar decisiones, ser valiente y coger al toro por los cuernos para que no nos vuelva a pillar; otro revolcón por la arena sería muy duro, así que no hay que permitirlo.

Igual de cierto que lo dicho anteriormente es que esas decisiones siempre son, por lo general, las más difíciles de tomar. Y lo son hasta que un día, sin saber muy bien cómo o por qué, lo haces. Y ese día cambia tu vida, o al menos a mí así me pasó. Meses mas tarde (no muchos), y como resultado de aquella decisión crítica (no me imaginaba en aquel momento las repercusiones que iba a tener en mi vida) recibí un mensaje que podría haber sido perfectamente uno más, pero por alguna razón ese mensaje, en aquel momento (hace ya muchos meses) cambió por completo las cosas y encarriló nuestras vidas hacia un lugar diferente, sólo que ninguno de los dos lo sabíamos por aquel entonces. Creo que todo sucedió en el momento justo, con el ritmo apropiado y en la dirección que tocaba, aunque bien es cierto que podría haber tomado otro rumbo completamente distinto, o incluso quedarse en eso, en una noche rara y loca, pero, por fortuna, no fué así.

Hoy hace más de un año que me desperté con ganas de cambiar las cosas, y considero que aún no me encuentro en condiciones de poder afirmar que realmente he conseguido lo que me propuse aquella mañana, pero creo que voy por el buen camino... Hace ya más de 100 días que salí de casa, me despedí de mis padres, de mis amigos y de la persona que me envió aquel mensaje, y lo cierto es que he vivido muchas experiencias y situaciones desde entonces que me ayudan a pensar que así será, creo que mi visión de algunas cosas ha cambiado en muchos aspectos y, aunque otros los añoro con fuerza (cosas de la distancia), tengo la sensación de haber tomado la decisión correcta; sin duda ha sido cara (y aún lo seguirá siendo un tiempo), quizá un poco arriesgada, pero en cualquier caso ha sido acertada.

Todo esto, y algunas cosas más que me vienen ahora mismo a la cabeza, me hacen pensar en el fin de un ciclo, en que estoy poniendo punto final a una etapa de mi vida. Y sinceramente supongo que así debe ser; el tiempo pasa, a veces más lento de lo que debería, a veces volando, pero pasa y hay que aceptarlo. Hay que mover ficha y avanzar, cambiar de aires, seguir adelante con la vida y enterrar algunas cosas del pasado para abrir paso a las del futuro, que son las que nos tocará afrontar mañana, así que cuanto mejores sean, mejor.

Dentro de relativamente poco me tocará volver a encarar las mismas cosas de siempre, con un poco de suerte sólo las buenas, y a disfrutarlas de nuevo, pero esta vez sabrán distinto, con un ligero toque delicioso que creo que durará mucho tiempo, no sé por qué, pero me lo veo venir...

Algo me dice que, dentro de no mucho, lo mismo de siempre sabrá mejor que nunca y, probablemente, así seguirá siendo durante mucho tiempo... Veremos.




Y tú, ¿has sonreído hoy?

martes, 19 de octubre de 2010

Bendita suerte la mía...

Hace tiempo que no tengo un ratito para mí, así que éste voy a emplearlo como más lo disfruto desde un tiempo a esta parte (con salvedades por supuesto, no me malinterpretéis) y como más me apetece hacerlo ahora mismo: escribiendo.

Al echar la vista atrás me doy cuenta de repente de cómo pasa el tiempo. Han sido apenas dos meses, aunque aún sigo recordando cada día, como si fuera hace un minuto, aquella última mirada, aquella expresión increíble e inolvidable que recordaré siempre a través de esa puerta entreabierta, y me entran ganas de coger el primer avión que me pase por delante, dejar estas latitudes atrás y volver a donde, cada vez que lo pienso, más me apetece estar. Pero lamentablemente sé que no puedo, y sobre todo, y por mucho que me pese, sé que no debo hacerlo.

Dos meses puede parecer poco tiempo quizá, pero la verdad es que en situaciones como esta el tiempo vuela. Ha sido un tiempo cargado de emociones y sensaciones, muchas cosas nuevas que asimilar y de las que aprender, sin duda, pero sobre todo un tiempo en el que me he dado cuenta de que he aprendido a conocerme un poquito más si cabe a mí mismo. He tenido tiempo para reflexionar bastante y ver las cosas desde otro ángulo, y eso siempre es bueno.

A veces, incluso cuando menos lo esperas, puedes llegar a casa (o incluso no haber salido de ella) y llevarte una alegría. A veces te encuentras con algo que resulta habitual pero sin embargo es algo diferente; un matiz sutil que al menos para ti le da un nuevo significado a las cosas, las cambia ligeramente y las transforma en algo nuevo pero manteniéndolo todo tal y como era hasta entonces. No sé si me explico del todo bien, pero creo que entenderéis lo que quiero decir.
Ese ligero cambio puede ayudar a ver las cosas con renovadas emociones, o incluso darte fuerzas para levantarte de la cama a las ocho de la mañana y dirigirte con alegría hacia tu patíbulo particular de cada día (perdonad la expresión, pero es lo que me ha venido a la mente al visualizar el recorrido a esas horas y con estas temperaturas). Después te sientas en tu sillón favorito y piensas en ello y, sorprendentemente, te sientes bien de nuevo, es algo hechizante, algo que te atrapa, o al menos a mí así me pasa.
Por supuesto hay muchas otras cosas que ayudan a que todo esto sea algo inolvidable: los compañeros de viaje, las aventuras vividas, las tardes de Risk, el ciervo maldito o ese mapa que ahora cuelga en la pared de mi piso serán cosas difíciles, por no decir imposibles, de olvidar, e incluso difíciles de igualar para aquellos que vengan detrás. A los que les toque deberán esforzarse a fondo para tratar de conseguirlo.

Por ahora, y mientras tanto, espero que no cambien mucho las cosas, trataremos de asentar esos nuevos proyectos que, por momentos, tan complicados parecen y que por otro lado todos sabemos que hay que llevar a cabo ahora o nunca y caiga quien caiga. Pero hasta entonces, y parafraseando a una de las escenas y frases más célebres del séptimo arte:

“Siempre nos quedará Abril"

O tal vez Agosto debería decir...

Por suerte para mí (inmensa suerte, para ser sinceros), por muchos otros que vengan después, y por maravillosos que estos puedan llegar a ser, esos momentos me acompañarán siempre que desee recordarlos, y seguirán siendo igual de fantásticos como ya lo fueron una vez.

Bendita suerte la mía…



Y tú, ¿has sonreído hoy?

domingo, 5 de septiembre de 2010

Sueño de una noche de verano...

Hace aproximadamente un mes que mi vida cambió por completo de la noche a la mañana (literalmente). Aquella noche, la del 10 al 11 de Agosto de 2010, supuso un punto de inflexión en mi vida; fué la última noche (una noche inolvidable y maravillosa, para ser sinceros) antes de coger un avión y "cruzar el charco", venir a otro país con una cultura distinta y con gente desconocida, para emplear cuatro meses y medio de mi vida con ellos. Toda una experiencia de las que te abren la mente, te hacen crecer como persona y te cambian el concepto que tenías de muchas cosas. Quizá en el futuro, cuando eche la vista atrás, recuerde estos momentos como algo sensacional (que lo está siendo pese a lo que pueda parecer por mis palabras), estoy seguro de ello, pero lo cierto es que esa noche hubiese dado muchas cosas por que el avión se retrasase unos días, semanas incluso, aunque finalmente no fue así, y aquí estamos, a la hora convenida y en el lugar excato.

A veces las cosas se ponen complicadas, parece que no van a salir bien, que no hay tiempo, parece físicamente imposible, te sientes inseguro pero insistes, y a base de insistir se consiguen muchas cosas. Es así como finalmente te encuentras en una nube que te aísla de la realidad y te hace sentir tremendamente feliz o como en el último momento recibes un visado hacia tu futuro más inmediato. Lo cierto es que finalmente estas cosas suceden, te despiertas una mañana y todo es diferente, un nuevo mundo se abre ante ti y hay que echar a andar, caminar con paso firme hacia algún lugar (no sé muy bien cuál, la verdad) y afrontar lo que venga. Ya llevo más de tres semanas lejos de mi tierra y de mi gente, en "el país de las oportunidades" que lo llaman algunos, y lo cierto es que me está empezando a entrar morriña. Echo de menos cosas y sobre todo sensaciones que ni siquiera sé si se volverán a repetir (ojalá no sea así y sigan sucediendo a menudo); caprichos del destino que no nos deja en paz y se empeña en dar giros inesperados y mandarte a vete tú a saber dónde. La vida es así. Pero quizá sin todas estas vueltas de tuerca y giros inesperados sería todo mucho más aburrido, mas monótono, no lo sé. Es por eso que hay que aceptar las cosas como vienen, porque de la noche a la mañana todo puede ser diferente y si te gustaba lo que anoche sucedió, es posible que mañana sea distinto, quizá mejor (difícil es mejorar algunas cosas), quizá peor, quién sabe.

Seguiremos adelante hacia donde nos quiera llevar nuestro camino, recordando y paladeando con intensidad esos momentos que tanto nos gustan y que siguen esbozando una bien merecida sonrisa en nuestra cara al revivirlos.

Ojalá en el futuro tengamos muchos más que recordar...




Y tú, ¿has sonreído hoy?

lunes, 26 de julio de 2010

Flaca

Hace varios meses que no escribo nada, y no es por falta de ganas, la verdad. Han sido meses de duro trabajo y muchas horas agotadoras. Afortunadamente los resultados han llegado de forma satisfactoria, casi perfecta se podría decir y, en cualquier caso, de una manera mucho más brillante de lo habitual. Ha quedado claro que el plan que tracé en su dia no funcionó, quizá fuese la situación característica que me tocó vivir este año, o quizá porque está destinado al fracaso. Yo no lo creo así, por lo que a mi juicio se merece una segunda oportunidad, y esta no se hará esperar mucho tiempo, me temo. Unas tres semanas, cuatro a lo sumo, el tiempo necesario para volver a pié de guerra.

En otros aspectos la situación no es del todo como desearía, aunque también es cierto que no me imaginaba allá por el mes de Abril (qué dulce fué ese momento de mi vida) que la situación actual sería tal. De hecho, aún me cuesta creerlo del todo, y eso me hace inmensamente feliz. Feliz porque se que a mí también me puede pasar, porque se que (como diría un grande, en paz descanse) "la vida puede ser maravillosa" y porque se que, aunque a su manera, ambos pensamos lo mismo, y eso me encanta.

Dijo una vez un sabio, uno de mis favoritos

"Entre nomeolvides me dejé nuestros Abriles olvidados en el fondo del placard del cuarto de invitados. Eran tiempos dorados de un pasado mejor"

En mi casa no hay nomeolvides, aunque sí cuarto de invitados, pero sin placard y, por supuesto, nunca olvidaré nuestros Abriles. ¿Cómo podría hacerlo, siendo tan maravillosos como fueron, con lo feliz que me hicieron sentir y con toda la vida que me inyectaron? Quizá gracias a esa inyección de fuerza, moral, vida y autoestima consiguiera reunir la energía necesaria para cumplir mis objetivos de la manera en que lo he hecho, con seguridad en mí mismo, con confianza, pero sobre todo, feliz.

A tí, si algún dia lees esto sabrás sin duda que eres tú, no puedo más que dedicarte una única palabra sin retórica ni ornamentos: GRACIAS. Gracias a tí, esos momentos fueron unos de los tiempos más dorados de mi vida. Recordándolos sólo puedo pensar que, mientras te tenga cerca de mí, aunque tenerte implique hacerlo en la distancia, esos tiempos pertenecerán irremediablemente al pasado, pero dudo profundamente que ese pasado sea un pasado mejor...




Y tú, ¿has sonreído hoy?

lunes, 24 de mayo de 2010

Esfuerzo y recompensa

Hay cosas que requieren esfuerzo, tiempo y dedicación. En esas estamos ahora mismo... Tiempo invertido, constancia y esfuerzo a raudales y, sobre todo, muchas ganas de hacer las cosas bien siempre pensando en el futuro, en ese momento en que todos tus esfuerzos se ven recompensados, algunos para siempre, otros simplemente de manera temporal, pero en cualquier caso merecida recompensa. Aunque no por ello menos gratificante, ni mucho menos.

Estos últimos meses estan siendo agotadores, sobre todo a nivel intelectual. También a nivel emocional, pero en ese caso se compensa con ilusión. Se acercan momentos críticos que habrá que saber solventar, ser paciente y mantener la cabeza fría, no caer en los agobios ni dejarse llevar por los impulsos. Paciencia y sangre fría. Dije hace un tiempo que creía estar pasando por una época feliz de mi vida, y lo confirmo. No me gusta adelantar acontecimientos y como suelo decir a menudo, el tiempo siempre tiene la última palabra, y esta es soberana. Nunca se calla ni termina de hablar y además se puede permitir el lujo de cambiar sus palabras de la noche a la mañana, pero a mí, de momento, me habla con alegría, susurra con dulzura en mi oído de vez en cuando y me dice cosas bonitas. Que dure...

Seguiremos esforzándonos para conseguir los objetivos marcados, y conservando los obtenidos hasta el momento. Se acercan momentos de ajetreo y de nuevas experiencias, pero me da a mí que esos, también, esbozarán una nueva y bien merecida sonrisa en mi cara al recordarlos, ¿no creéis?

Yo creo que sí, veremos...


Y tú, ¿has sonreído hoy?

martes, 13 de abril de 2010

Sweet moments

Tal vez no sea este el momento más feliz de mi vida, ni el más esperado, pero sin duda está siendo uno de los más dulces. Un momento de cambios, nuevas experiencias, complicidad, ilusiones y grandes expectativas. Incluso me atrevería a decir que estoy pasando por uno de esos momentos en la vida de una persona de los que no hay muchos y que siempre se recuerdan con añoranza y una amplia sonrisa en la cara, de los que cuando te vienen a la cabeza te alegran el día. No sé, lo noto... Ojalá dure mucho tiempo, pero nunca se sabe cómo van estas cosas, por lo que trataré de disfrutarlo al máximo y exprimirle hasta la última gota que se me permita para prepararme un buen zumo, de esos que guardas en la nevera y no se hacen nunca malos, para poder darle un sorbito sabroso cuando me apetezca recordar su sabor... ¡A naranja recién exprimida!

¿Habéis visto una estrella fugaz alguna vez? Supongo que sí, ¿bonitas eh? :) Me encantó... ;) Ojalá esta estrella no sea tan fugaz como el resto y me guíe hacia mi Belén particular durante mucho tiempo. Pero eso sólo el tiempo lo dirá. De momento me marca el camino y es un camino para disfrutarlo a fondo, de esos que siempre has querido recorrer y al que te intentas asomar alguna vez en la vida, pero no te atreves a avanzar por él hasta que de repente, sin saber muy bien cómo, te ves dentro y andando en él y descubriendo un mundo distinto, nuevo y diferente pero tremendamente familiar, ¿nunca os ha pasado? Es una sensación maravillosa, mezcla de inseguridad y confianza en mis propios pasos, y una sensación tremenda de satisfacción personal a cada nuevo paso que das, perfecta. Habrá que seguir el camino hacia donde nos quiera llevar...

Este Viernes se estrena "Alicia en el País de las Maravillas", de Tim Burton, y es posible que mi camino no sea tan distinto al suyo y que casi sin darme cuenta vaya descubriendo una a una cada una de todas las maravillas que me esperan en este trayecto. Esperemos que sean muchas y felices, pero eso, como ya dije antes, sólo el tiempo lo dirá...



Y tú, ¿has sonreído hoy?

lunes, 29 de marzo de 2010

Bendita locura...

A veces no sé si calificarlo de locura, insensatez, despreocupación, irresponsabilidad... Llamadlo como queráis, pero a todos se nos da esta situación en uno u otro momento de nuestras vidas, y a ver quién es el guapo que se atreve a decir lo contrario.

A mí me tocó el turno este fin de semana. Y no me refiero a la embriaguez típica de un Sábado alocado (que no fue tal, si no excesiva), si no al hecho de encapricharme, insistir, persistir y conseguir mi objetivo. Así fue porque me apetecía (los borrachos y los niños nunca mienten) y porque tenía motivos para ello, antiguos, fundados, latentes y reavivados. Lo cierto es que lo disfruté, pero me prometí a mi mismo disfrutarlo más la próxima vez, porque hay cosas que se pueden disfrutar mucho, y esta es una de ellas. Me apetecía enormemente, luché por ello sin mucha capacidad de raciocinio y salí exitoso, pero me queda ese sabor agridulce de un buen resultado atenuado por una mala actuación (que lo fue), el sentimiento de poder haberlo hecho mucho mejor, y el resquemor típico y obligado en estos casos... ¿Y ahora qué? Sé que no es lo que debo hacer (o tal vez sí), ni lo correcto en estos casos, pero me apetece mucho hacer una llamada perdida, enviar un mensaje o simplemente transmitirle a esa persona que pienso en lo que pasó y que lo recuerdo con una gran sonrisa en la cara, y con los ojos radiantes, feliz. Fué una locura, pero lo repetiría sin dudarlo ahora mismo, una y otra vez...

Bendita locura...



Y tú, ¿has sonreído hoy?

viernes, 5 de marzo de 2010

La vida sigue

Pasa el tiempo y pasan cosas. Algunas sospechas o ilusiones se confirman, otras se desmienten, nacen otras nuevas... En resumen, la vida sigue adelante. Hoy escribo únicamente por placer y por nostalgia, porque hacía mucho que no lo hacía, porque lo echaba de menos y porque me apetecía hacerlo, aunque seré breve.

He dicho anteriormente que la vida sigue adelante y eso es un axioma, hemos de tenerlo siempre presente y planear nuestros movimientos siempre con esta idea bien presente, no podemos cometer la osadía o la insensatez de pensar que el mundo únicamente depende de nosotros, que si las cosas nos salen bien todo irá bien y viceversa. No. Siempre hay vencedores y vencidos, beneficiados y perjudicados, incluso cuando a nosotros nos beneficia una situación, siempre hay alguien que sale perjudicado de ella, pero claro, a nosotros eso no nos importa si no nos toca. El mundo en el que vivimos, globalizado, consumista, pretencioso y ambicioso nos obliga a pensar así, sin darnos cuenta nos moldea y nos inculca esa doctrina, que no digo que sea buena ni mala, simplemente es la que es y contra eso no se puede luchar, o si se puede es tan difícil ser exitoso en el cometido que simplemente no vale la pena el esfuerzo.

En definitiva, lo realmente importante es lo que es; el calor del hogar, la tarde con los amigos, la sonrisa de esa persona que sin saberlo (o con toda la intención) nos alegra el día, la compañia adecuada en el momento oportuno... Ese tipo de cosas, esos pequeños detalles que a mí personalmente tanto me gustan y tanto aprecio y disfruto, y de los que ya he hablado en otras ocasiones, esos son los que hay que intentar cuidar, y si no podemos disfrutarlos hoy porque nos ha tocado ser parte de los vencidos, no pasa nada, la vida sigue e irremediablemente, vendrá una nueva oportunidad.




Y tú, ¿has sonreído hoy?

miércoles, 10 de febrero de 2010

Nuevas persperctivas

Miércoles, tercer día de la semana y para muchos el de en medio en detrimento (o beneficio, según se mire) del molesto jueves, el que siempre estorba, si sólo contamos la semana laborable habitual. Está siendo una semana rara, a ratos alegre, a ratos melancólica, pero constantemente aburrida. Sólo la salva la final de la Super Bowl en compañía de buenos amigos y el delicioso café que me estoy tomando entre visitas y deslices a páginas de magnífico y selecto vino de Oporto, tratando de ampliar mis ínfimos conocimientos vitivinícolas. Pero entre toda esta parafernalia de buena amistad, aires de grandeza y sueños dorados, la semana transcurre sin pena ni gloria, esperando con ansiedad el fin de semana donde se presume ese encuentro fortuíto que me pone nervioso sólo de pensarlo y anhelando el paso de los días hasta dentro de 17, donde veremos cómo va la cosa.

Lo cierto es que tengo pensado un cambio de planes. Una nueva forma de actuación que acabe con mi tedio a la vez que cumpla con mis obligaciones. A la vista está, en función de los últimos resultados obtenidos, que el método actual no sólo no funciona, sino que además me agobia. Sale caro cumplir como debiera con las obligaciones semanales que me ocupan, además de ser duro y tremendamente aburrido, por lo que la solución pasa por intentar algo nuevo y tratar de cumplirlas a mi manera, ser autodidacta y saber sobrellevar la situación. Merece un esfuerzo, sin duda, pero después del esfuerzo y el sacrificio por el trabajo bien hecho, deben venir los resultados. Nunca me lo he planteado así hasta el momento, pero creo que ya es hora de probar mis habilidades de auto aprendizaje paulatino y prolongado en el tiempo, lejos de los estreses y los agobios de última hora, que no siempre salen bien.

Así que intentaremos pasar lo que queda de semana con toda la gloria y la mínima pena posible, a ver si finalmente logramos extraer algo digno de mención de ella. Yo personalmente, confío en que sí. Especialmente confío en que sí cuando pienso en esa ilusión que me fascina y me hace soñar, y que creo tan posible y tan complicada a la vez si pienso en las situaciones similares anteriores. Aunque tarde o temprano a la tortilla hay que darle la vuelta para terminar de cocinarla como es debido, así que, tal vez, esta noche sí pueda cenar como me merezco.

El tiempo lo dirá...



Y tú, ¿has sonreído hoy?

jueves, 4 de febrero de 2010

Energías

Es cierto que es bonito soñar, dudo que alguien opine lo contrario. Y es aún más bonito cuando conseguimos que alguno de esos sueños que todos tenemos y ansiamos en cumplir, se convierta en realidad... Por supuesto yo también tengo los míos. Alguno es más complicado y algún otro más sencillo de cumplir, pero todos y cada uno de ellos son, para mí, maravillosos. Si no lo fueran no serían mis sueños, si no los de cualquier otro, ¿no?
Y es cuando no los ves tan lejanos cuando realmente te asustas. Ves que pueden estar al alcance de tu mano, sólo falta dar ese pequeño pasito, ese empujón que te lleva hasta él y que, por lo que supone, es tan difícil de dar. Creo que es una condición natural del ser humano la de sentirse empequeñecer ante la inmensidad de las cosas y ante las grandes oportunidades. Pero sólo necesitamos el aporte de una cantidad de energía mísera para conseguirlo, muchas veces despreciable en comparación con la energía consumida hasta llegar a ese punto en el que nos encontramos (confío en que sepáis perdonarme estos símiles, pero sólo lo se expresar de esa manera, debe ser deformación profesional de ingeniero). Aunque es ese poquito, a menudo, lo más difícil de dar. Confío en ser generoso esta vez y no desbaratar tanto gasto energético por culpa de esa cantidad tan insignificante y esquiva en otras ocasiones.

Valor, y al toro...



Y tú, ¿has sonreído hoy?

domingo, 24 de enero de 2010

Sin tí...

"La Luna está cediendo paso al Sol, y Venus se despide hasta mañana, el mar sigue rompiendo junto a la playa, y ha vuelto a pasar otro día sin tí..."

Sin tí - Nena Daconte (Retales de Carnaval)



Y tú, ¿has sonreído hoy?

jueves, 21 de enero de 2010

Ilusión

Hoy ha sido uno de esos dias que no sabría muy bien cómo definir...

Estuvo bien... Normal. Pero hubieron detalles que reavivaron la ilusión. Tal vez fueran una mera fantasía de mi mente, o quizá no, qué se yo, acompañados de la típica incertidumbre que genera el hecho de no saber qué pasa por la mente ajena en esos instantes, en esos momentos que te alegran el dia y que, si tuviéramos la certeza de que esa persona que los genera piensa lo que deseamos, serían perfectos. Fue un momento deseado pero no por ello inesperado, acompañado de otros que en otras circunstancias hubiesen generado sentimientos similares, pero hoy no era su momento, hoy a esos momentos (a los otros) les tocaba interponerse.

Ahora ya son horas de dormir, y es lo propio hacerlo, pero dormir frecuentemente implica soñar, así que es mi deber hacerlo. Porque soñar es bonito, y cuando lo hacemos no existen los límites, los prejuicios ni la mala conciencia. Porque soñando disfrutamos a menudo de lo que no somos capaces de disfrutar despiertos. Pero sobre todo, porque me apetece hacerlo.

Mañana será otro dia y nos volveremos a encontrar, espero, en el mismo sitio y en circunstancias similares. Será una nueva oportunidad de hacerlo bien.



Y tú, ¿has sonreído hoy?

lunes, 18 de enero de 2010

Déficit

A menudo se nos exige dar lo máximo de nosotros mismos. Y te esfuerzas por que así sea, inviertes tiempo y dedicación en conseguir tus propósitos, te esfuerzas por alcanzarlos pensando en que lo vas a lograr y das el 99,9% de tí mismo para conseguirlo. Pero ese 99,9% no siempre es suficiente.

Hay ocasiones en que la diferencia entre éxito y fracaso viene marcada por ese 0,1% restante que parece imposible de alcanzar. Es entonces cuando te planteas si merece la pena seguir adelante, seguir intentándolo una y otra vez, aún a sabiendas de la dificultad que entraña el cometido. Parece imposible ser capaz de alcanzar el 100%, la perfección. Eso significaría quedar exhausto, agotado, pero satisfecho. Y curiosamente (al menos en mi caso) la respuesta casi siempre es SÍ. Sí por el tiempo y el esfuerzo invertidos hasta el momento en alcanzar ese 99,9% maldito. Sí por el espíritu y las ganas de superación. Sí porque si la respuesta fuera NO sentiría haber fracasado. Y sí porque hay cosas por las que merece la pena luchar aunque ello suponga caer rendido para conseguirlo.

Todas las decepciones son una oportunidad de aprendizaje en potencia, sólo hay que saber leerlas y aprender de ellas. Aprender es la clave de la vida, y la solución a la inmensa mayoría de los problemas, la lástima es que la vida sólo dure una vida, y no haya tiempo para más...

Esta mañana sufrí ese déficit del 0,1%, o al menos esa es la sensación que se me quedó, y no fue nada grato. Pero aún no son siquiera las 3 del mediodía, queda todo un día por delante y en España cenamos tarde, aprovechamos el tiempo con los amigos, nos divertimos y salimos a la calle. En resumen: disfrutamos de la vida.

Así que me he propuesto salir a la captura de mi 0,1% perdido y pienso encontrarlo. Sé donde está, y me gusta quién tiene al lado. Será difícil, pero lo bueno es que sólo depende de mí.



Y tú, ¿has sonreído hoy?

domingo, 17 de enero de 2010

Ceguera

A veces estamos tan ciegos que no somos capaces de ver lo que para el resto de la humanidad es evidente. A veces nos empecinamos en sostener ideas y comportamientos que consideramos acertados, aún cuando todo el mundo a nuestro alrededor nos diga que nos estamos equivocando. Y es en estas ocasiones cuando deberíamos pulsar el botón de Pause y recapacitar.

La vida es sólo una y además es corta. Y no es plan de pasar por ella sin pena ni gloria, sin pararnos a disfrutarla a pequeños sorbitos (que suelen ser los más sabrosos) y, por supuesto, no es plan de cometer errores evitables. Hacerlo supondría fracasar en ella o, cuanto menos, no disfrutarla, lo que (para los que seáis religiosos) debería considerarse pecado capital. Somos humanos, y es propio equivocarse, pero debería ser obligado rectificar, aprovechar las oportunidades que se nos brindan y disfrutarlas al máximo, ser felices, tomar un buen capuccino caliente al lado de la chimenea en un día de tormenta y comer paella (como buen valenciano de pro que soy) los domingos en casa de la abuela. Pero por encima de todo debería ser obligado enamorarse. Porque, a fin de cuentas, es la capacidad de amar (dejando a un lado el cociente intelectual) lo que nos diferencia del resto de animales, ¿no es así?

Ya lo dice el gran Andrés Calamaro en su canción Jugando con fuego:

"debería estar prohibido haber vivido y no haber amado"

Un santo nunca podría tener más razón que él. Ni aunque se empeñara. Porque no amar es sinónimo de pasar por esta vida sin pena ni gloria, y ya hemos hablado de lo que eso supone. Porque no dar ese beso puede significar perder a esa persona que nos haga soñar. Porque no hacerlo es no vivir.

Hoy leí una cita en Facebook de una amiga mía que me hizo recapacitar, decía lo siguiente:

"No busques a la persona de tus sueños, busca a esa persona que sin ser perfecta te haga soñar"

Y es que, a veces somos cenizos y nos empeñamos en lo que realmente no queremos, si no en lo que creemos que deberíamos querer, y aún sabiendo que realmente no es así nos autoconvencemos de ello. Luego pasa el tiempo y recapacitamos, queremos rectificar, sabíamos que nos iba a tocar hacerlo y nos arrepentimos porque sabemos que puede ser tarde para ello. Y normalmente lo será...

Seamos humanos, cometamos únicamente los errores inevitables, disfrutemos de la vida y, por encima de todo, no dejemos escapar las oportunidades que nos brinda, porque, si son lo suficientemente buenas serán únicas y, por tanto, no se van a repetir.

Está en nuestras manos curarnos esa ceguera, tenemos en nuestro poder la medicina que nos permita vivir la vida como se merece. Hagámoslo...



Y tú, ¿has sonreído hoy?