De unas semanas a esta parte parece que el mundo se ha vuelto loco, nada es normal; la mejor película del año es muda, el pasado asoma la cabeza por todos lados y de mil formas distintas, la mayoría de la gente esta tensa o nostálgica y hasta los meses se alargan un día más. Quizá sea verdad que el fin del mundo se acerca...
Yo lo dudo profundamente. Para mí, como ya dije varias veces con anterioridad, este está siendo un año de cambios y no me voy a permitir el lujo de que el mundo se acabe sin conseguir un par de propósitos que tengo bastante claros. Aunque seguramente nadie lo entienda, porque seguramente nadie lo sepa, ver que seis veces en un mismo día (y un par de veces más al día siguiente) alguien se preocupa por mí en cierto modo y aunque sea desde el anonimato y sin hacer ruido, me da ánimos y me ayuda a seguir adelante con fuerzas. Quizá no se adivine fácilmente por mi forma de ser (que es bastante tranquila e introvertida a menudo), pero soy una persona bastante pasional y me entrego con facilidad a mis impulsos. Siendo sinceros, he de admitir que esto no siempre se ha traducido en buenos resultados, más bien en ocasiones han sido devastadores, pero de todo se aprende y como ya he dicho también en otras ocasiones, a base de insistir se consiguen muchas cosas. Yo pretendo seguir insistiendo.
La mayoría de la gente cree que los antiguos mayas pensaban que el mundo se acabaría el próximo 21 de Diciembre de este mismo año. Craso error amigos. En realidad (aunque quizá no os interese, pero a mí me apasionan las culturas antiguas y me he informado) el día 20 de Diciembre se cumple el último día del 13º baktún del calendario maya de la Cuenta Larga, o dicho de otra forma, a los pobres mayas se les acaba el calendario. A diferencia nuestra, los figuras de los mayas utilizaban un calendario que dura la friolera de 5125 años, en el que cada uno de estos ciclos recibe el nombre de edad del mundo, y curiosamente la cuarta edad del mundo termina este año el 21 de Diciembre, coincidiendo precisamente con el solsticio de invierno (me río yo de la precisión de los relojes suizos).
Yo no soy maya, pero siempre que alguna filosofía me parece interesante tiendo a apropiarme de sus ideologías y consejos y, viendo cómo se están sucediendo los acontecimientos últimamente, en este caso no pretendo hacer una excepción. Sé que, para mí, lo que venga no durará 5000 años, ni falta que hace, pero como ellos pretendo recibirlo con grandes celebraciones y si de algo no tengo dudas es de que, como los mayas llegaron a vislumbrar hace tantos años, este año no es más que un nuevo punto de partida. Animémonos pues a empezar de nuevo y comencemos a vivir todo eso que aún nos queda por delante con la mejor de nuestras sonrisas.
Y tú, ¿has sonreído hoy?