Hay épocas en la vida en las que se nota que algo nuevo se necesita, ese apoyo que te ayude a rellenar los huecos que te quedan vacíos y que, a su vez, aporte savia nueva, que le de un poquito de vida a todo y te de esa palmadita en la espalda que necesitas justo en ese momento para intentar avanzar hacia donde debes hacerlo, dondequiera que sea esa dirección.
Y es cuando te encuentras en ese punto, un punto extraño de tu vida, cuando de repente reaparece en el camino, como por arte de magia y con mucha más fuerza que nunca, ese recuerdo del pasado, esa fantasía que tantas veces te ha rondado la mente y que ya sea por miedo, cobardía o simplemente porque estás entretenido con otras cosas en ese momento, nunca ha cobrado vida. Y de repente, de la noche a la mañana lo hace; es real. Es algo tan real y perfecto que asusta. Una fantasía que se materializa tal y como la habías imaginado, tan maravillosa que no te queda más remedio que dejarte llevar por completo y saborear con energía cada sorbito que te brinde, porque sabes que cada segundo es oro, y que cada gota es un elixir valioso. Sientes que es uno de esos momentos que sabes que pasan sólo alguna vez en la vida y no lo puedes desaprovechar ni dejar de sentir con toda la intensidad de tu cuerpo, porque sabes que, si en algún momento se termina, no te perdonarías el haber dejado de disfrutarlo lo más mínimo. Incluso cuando todo parece que se turce de repente (es la primera vez que te pasa algo así y con unas posibles consecuencias tan severas), incluso entonces, es todo tan perfecto que todo se arregla fácilmente como por arte de magia, te vas a donde debes ir en ese momento y haces lo que sabes que debes hacer (porque hay veces en la vida que es obligatorio hacerlo), te das un paseo y te tomas un zumo de piña y uva, y entonces todo parece que se soluciona de nuevo.
Pero desgraciadamente de repente suena la alarma del despertador, el cuento de hadas que acabas de vivir se desvanece por completo, todo se convierte en lo que antes de que sucediera te daba miedo que fuera, pero que sabías que era lo más probable que acabase siendo. Y así es, vuelves a la vida real de repente, y de un plumazo todo es lo que era hace sólo unos días, siguen existiendo los mismos huecos que había antes y ahora los miras con más rabia e impotencia, porque ahora sabes que existe el material para llenarlos, y que el agua que los rellenará está ahí, sólo que de momento únicamente dispones de tus manos para recogerla, y todos sabemos que el agua líquida se escapa entre los dedos, que se necesita algún tipo de recipiente para recogerla, así que ya puedo ir a buscarlo rápidamente, antes de que sea demasiado tarde...
Comentaba en la última entrada que publiqué que me había dado cuenta de que últimamente mi vida era un Carpe Diem bastante bien aplicado, y esta serie de situaciones no hace más que confirmarlo. Es inevitable, siendo un romántico empedernido como soy, pensar que todo va a salir a pedir de boca, pero cuando todo acaba de pasar y las heridas todavía sangran y las brasas aún humean, también es inevitable no sentirse mal y pensar otra vez que todo es como siempre, que lo que parecía perfecto sólo lo era porque tú querías pensar que lo era, pero esque yo creo que hay ocasiones en las que realmente sí lo es, y no hay muchas ocasiones de esas en la vida como para ir desperdiciándolas. Ahora que empieza a curar la llaga, me alegro de haber podido sentir todas esas sensaciones, porque realmente son de las sensaciones más perfectas que recuerdo haber vivido, y no me arrepiento ni lo más mínimo de absolutamente nada de lo que sucedió, porque en ese momento breve en el que todo estaba pasando, sabía que así iba a ser. Supe que lo tenía que saborear, y así lo hice, bebí de ese elixir todo lo que pude hasta que no quedó más, y eso me hace feliz al recordarlo. Ahora, sólo hay que encontrar la manera de recoger todo el agua que se nos escapó de entre los dedos, ya que ahora ya sabemos dónde está, sabemos cómo sabe y sabemos, también, que es casi perfecta. Aunque también cabe la posibilidad de ir a ese otro manantial, el que ahora brota lejos de casa, y que tan buenas propiedades siempre ha demostrado tener también. Pero bueno, sé que algunas cosas no son fáciles, porque además, si lo fueran quizá no valdrían la pena...
Y tú, ¿has sonreído hoy?