No, el mundo no se ha acabado, vaya sorpresa... Pensándolo bien, todo sigue siendo como era. ¿Y eso qué significa? Pues que lo que estaba bien sigue bien, y lo que estaba mal sigue mal, como era de esperar.
La vida no es más que épocas más allá de la infancia, adolescencia, edad adulta, o como queramos llamar a cada momento de nuestras vidas. Si nos paramos a pensar, cada uno de esos momentos se divide a su vez en lapsos, épocas en las que somos más o menos felices en función de nuestras experiencias vividas, pero la verdad es que lo que a la larga cuenta es el global, el recuento final de las vivencias y circunstancias. Quizá los últimos momentos cuenten con un mayor peso, sí (es el precio que hay que pagar por tener los recuerdos recientes, supongo), pero eso no implica que hayan sido más representativos, más importantes o mejores. Personalmente recuerdo estrellas fugaces en una noche de hace un par de años que me hicieron soñar, noches de verano geniales a la luz de una luna de agosto o, más recientemente incluso, varias mañanas de diciembre horneando tres tipos distintos de magdalenas que me hicieron sentir muchísimo más que bien, y no las cambio por nada. Pero todo esto no significa que todo hayan sido momentos felices, ni mucho menos, si no que sólo recuerdo los que me da la gana. Todos los demás, y que me disculpe si hay alguien que se siente ofendido, no me importan lo más mínimo.
Por eso mismo insisto en ello, y no me canso de repetirlo: esforcémonos solamente en nuestra felicidad, por favor. No os preocupéis de los malos momentos, esos no merecen de nosotros más que nuestra atención justa y necesaria y, desgraciadamente, siempre habrá alguien que te los recuerde en algún momento, así que no vale la pena recordarlos a propósito.
Propongo, de aquí en adelante, que elaboremos un 'ránking' de momentos felices. Quizá nadie lo haga, pero si lo hiciéramos, estoy seguro de que ese tiempo invertido en él solamente redunaría en nosotros en nuevos momentos de felicidad recordando todos esos momentos felices pasados y sumando los nuevos, que para eso existen. Lo que a la larga sólo puede significar una cosa: recordar cuando nos apetezca los mejores momentos de nuestra vida. Y eso, queridos amigos, nunca puede ser malo...
Y tú, ¿has sonreído hoy?