miércoles, 4 de diciembre de 2013

Lennon

Hoy, dejemos hablar a un genio, no hace falta más.

Nos hicieron creer 
que el “gran amor”, sólo sucede una vez,
generalmente antes de los 30 años.
No nos contaron que el amor 
no es accionado,
ni llega en un momento determinado.

Nos hicieron creer 
que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja,
y que la vida sólo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad.
No nos contaron que ya nacemos enteros,
que nadie en nuestra vida merece
cargar en las espaldas
la responsabilidad de completar lo que nos falta.
Las personas crecen a través de la gente.
Si estamos en buena compañía es más agradable.

Nos hicieron creer 
en una fórmula llamada "dos en uno":
dos personas pensando igual, actuando igual...
¡que era eso lo que funcionaba!
No nos contaron que eso tiene un nombre: anulación.
Que sólo siendo individuos con personalidad propia
podremos tener una relación saludable.

Nos hicieron creer 
que el casamiento es obligatorio
y que los deseos fuera de término deben ser reprimidos.

Nos hicieron creer 
que los lindos y flacos son más amados.

Nos hicieron creer 
que sólo hay una fórmula para ser feliz,
la misma para todos, y los que escapan de ella
están condenados a la marginalidad.
No nos contaron que estas fórmulas 
son equivocadas, 
frustran a las personas, son alienantes,
y que podemos intentar otras alternativas.

Ah, tampoco nos dijeron que nadie nos iba a decir todo esto: 
cada uno lo va a tener que descubrir solito.

Y entonces,
cuando estés “enamorado de ti mismo"
podrás ser feliz y te enamorarás de Alguien.

Vivimos en un mundo
donde nos escondemos para hacer el amor
aunque la violencia se practica a plena luz del día.

John W. Lennon.




Y tú, ¿has sonreído hoy?

martes, 6 de agosto de 2013

Amigos

Hace un tiempo, un amigo citó a uno de los grandes, y me hizo ver la realidad.

Me dijo que para escribir algo digno de ser leído es necesario poseer un corazón acongojado, una mente ligeramente perturbada, un estado de ánimo alterado y desalentado, alicaído si cabe. Si no, no se puede. 

Sin estos requisitos es imposible escribir algo que valga la pena, según estas doctrinas. Y la verdad es que lo veo cada día más claro. Un corazón en paz nunca escribirá nada bello. O ni siquiera escribirá nada, lo que es mucho peor.

Creemos que la literatura (tanto clásica como contemporánea) habla del amor, cuando en realidad ensalza el desamor. El amor no es bonito, no vende. De hecho, este blog (como tantas otras cosas que me resultan importantes en el mundo en el que vivo) se forjó gracias al más profundo desamor de mi vida. Y aquí sigo, tres años y siete meses después de su génesis, escribiendo aquí de vez en cuando para desahogarme, tratando de ser feliz a través de contar las cosas que me han marcado en mi vida.

Creemos en un ideal de vida utópico que seguramente ninguno de nosotros alcanzará nunca, porque nos lo venden en los escritos cotidianos como ese futuro ideal que todos debemos conseguir. Tratamos de buscar nuestra proverbial "media naranja" cuando quizá la persona que más feliz pueda hacernos en esta vida (al margen de nosotros mismos) sea esa persona que un día se fue a esquiar contigo porque simplemente ibais en el mismo autobús compartiendo un par de amigos, o esa chica desconocida que leyó el mismo libro que tú, a la vez y por casualidad, para convertirse en una de las personas más importantes de tu vida, aunque casi nadie de tu círculo más cercano la conozca. Démonos cuenta de eso, por favor.

Dejemos de complicarnos la vida. Ser feliz es una actitud que depende, sobre todo, de uno mismo y de sus seres queridos. De cómo te quieren tus seres queridos. A mí, personalmente, me hace inmensamente feliz darme cuenta de que la gente que me quiere y a la que quiero, esa gente que me necesita cuando tiene un mal momento, esa persona que te llama desde una estación de tren en Alemania cuando no sabe a quién llamar para decirle que vuelve a casa, o esa persona que te escribe un mensaje diciendo que ha tenido un accidente, pero que está bien y se ha acordado de ti, o llamadlo como queráis, me hace feliz ver que esa gente es la misma gente a la que yo quiero, esa gente a la que necesito sentir cerca, o cualquiera que sea la palabra que hayáis utilizado anteriormente para describir ese sentimiento.

Desde mi punto de vista, sólo existe una forma de ser feliz, y es sintiéndote querido por los que te importan. No daré nombres, porque no son necesarios, pero que sepáis que vosotros, amigos, hacéis una de las cosas más difíciles del mundo; hacéis que piense en vosotros cuando el mundo se pone cuesta arriba. Hacéis a una persona feliz.




Y tú, ¿has sonreído hoy?

viernes, 31 de mayo de 2013

Cuatro meses

Hace más de cuatro meses que no escribo nada, y cuatro meses la verdad es que dan para mucho. 

Cuatro meses dan para inventar un pastel que se convierte en un contrato de trabajo sin pretenderlo (aunque no sea el trabajo de tu vida, que ya veremos), dan para encontrar tu propia independencia casi de casualidad mientras te bebes una cerveza charlando con un buen amigo, dan para rodar una película en la que te conviertes casi en actor protagonista sin pretenderlo o para terminar el primer curso de lo que parece que será el resto de tu vida. No está mal, para ser sólo cuatro meses. Y eso que aún quedan por venir los mejores; mi querido verano, que este año viene con independencia, dinero y tartas de queso bajo el brazo, por cierto.

Parece que este 2013 viene fuerte (menos mal que no se acabó el mundo el diciembre pasado, ¿eh?). Sólo te tengo que decir una cosa, querido 2013: aún quedan cosas por hacer. Si has sido capaz de todo eso en sólo cuatro meses, ¿de qué serás capaz en todo el año? 

Venga, no me falles...



Y tú, ¿has sonreído hoy?


sábado, 12 de enero de 2013

Happiness Ranking

No, el mundo no se ha acabado, vaya sorpresa... Pensándolo bien, todo sigue siendo como era. ¿Y eso qué significa? Pues que lo que estaba bien sigue bien, y lo que estaba mal sigue mal, como era de esperar.

La vida no es más que épocas más allá de la infancia, adolescencia, edad adulta, o como queramos llamar a cada momento de nuestras vidas. Si nos paramos a pensar, cada uno de esos momentos se divide a su vez en lapsos, épocas en las que somos más o menos felices en función de nuestras experiencias vividas, pero la verdad es que lo que a la larga cuenta es el global, el recuento final de las vivencias y circunstancias. Quizá los últimos momentos cuenten con un mayor peso, sí (es el precio que hay que pagar por tener los recuerdos recientes, supongo), pero eso no implica que hayan sido más representativos, más importantes o mejores. Personalmente recuerdo estrellas fugaces en una noche de hace un par de años que me hicieron soñar, noches de verano geniales a la luz de una luna de agosto o, más recientemente incluso, varias mañanas de diciembre horneando tres tipos distintos de magdalenas que me hicieron sentir muchísimo más que bien, y no las cambio por nada. Pero todo esto no significa que todo hayan sido momentos felices, ni mucho menos, si no que sólo recuerdo los que me da la gana. Todos los demás, y que me disculpe si hay alguien que se siente ofendido, no me importan lo más mínimo.

Por eso mismo insisto en ello, y no me canso de repetirlo: esforcémonos solamente en nuestra felicidad, por favor. No os preocupéis de los malos momentos, esos no merecen de nosotros más que nuestra atención justa y necesaria y, desgraciadamente, siempre habrá alguien que te los recuerde en algún momento, así que no vale la pena recordarlos a propósito. 

Propongo, de aquí en adelante, que elaboremos un 'ránking' de momentos felices. Quizá nadie lo haga, pero si lo hiciéramos, estoy seguro de que ese tiempo invertido en él solamente redunaría en nosotros en nuevos momentos de felicidad recordando todos esos momentos felices pasados y sumando los nuevos, que para eso existen. Lo que a la larga sólo puede significar una cosa: recordar cuando nos apetezca los mejores momentos de nuestra vida. Y eso, queridos amigos, nunca puede ser malo...




Y tú, ¿has sonreído hoy?