Hace tiempo que no escribo nada, así que voy a tomarme la pequeña licencia de hacer una declaración de intenciones. Por puro gusto. Llevo todo el día con una canción de Pereza en la cabeza, y la verdad es que me siento tremendamente identificado con una de sus frases. Permitid que la comparta con vosotros, dice así:
"No quiero ser el que sabe más, ni el que nunca falla. Detesto ser el que va detrás y te levanta."
No, no quiero ser el que sabe más, no me gusta nada serlo. De hecho me da mucha rabia. Tampoco quiero ser el que nunca falla. No. De vez en cuando fallo, como todo el mundo, no cometas el error de creer que nunca será así, por favor. También odio (quizá lo que más) ser el que va detrás, aunque a veces lo sea. Pero si caes no te preocupes, te ayudaré a levantarte. Para eso estamos los amigos.
Hay veces en las que no sé bien cómo actuar y quizá me refugio un poco en la distancia. Pero la verdad es que siendo un bailarín mediocre como suelo ser, no me apetece nada tener a Fred bailando a mi lado en según qué circunstancias. Sobre todo cuando Ginger anda cerca. La verdad es que hace un par de semanas que ciertas cosas empiezan a escaparse un poco a mi entendimiento. O no les encuentro mucho sentido, en honor a la verdad, porque entenderlas las entiendo perfectamente. Quizá sea que el paso de los años y la experiencia me han curtido la piel y ya no me creo casi nada, ni me fío de casi nadie. Supongo que el resumen debería ser algo así como "no se puede tener todo". Digo yo.
Por suerte mis queridos abriles particulares (y alguna que otra preciosa Luna roja, injusto sería no decirlo) siguen ahí haciéndome feliz día tras día y dibujando una bonita sonrisa en mi cara cada vez que se dejan ver. Espero que tengan ganas de seguir haciéndolo a menudo. Yo, por mi parte, haré lo posible por que así sea...
Y tú, ¿has sonreído hoy?