Me gusta ver a la gente feliz, me encanta de hecho. Y me encanta saber que en ocasiones yo mismo soy el responsable, aunque sólo sea en pequeña medida, de que la gente lo sea. Provocar en la gente un pensamiento positivo, una carcajada, o simplemente una sutil sonrisa es para mí a menudo recompensa suficiente, pero yo mismo soy inmensamente feliz cuando esa sonrisa viene de parte de quien quieres que venga. Y cuando además te regala un beso en la mejilla, entonces el mundo entero desaparece y sólo te importa conservar para siempre esa moneda de no recuerdo ya cuántos miles o millones de ilusiones que te acaba de regalar y que guardas en el bolsillo como oro en paño. Prometo no perderla nunca.
Hay gente que tiene necesidad de querer y ser querido, y quizá yo sea una de esas personas. Para mí es necesario sentirme querido (por fortuna me siento, y mucho), pero casi más importante para mí (aunque he de reconocer que a veces me cuesta bastante hacerlo y por eso quizá escribirlo sea lo más fácil) es demostrar a quien me importa que le quiero, bien sea escribiéndolo o expresándolo abiertamente a través de palabras, de un abrazo, de una caricia o de ese beso que nunca me he atrevido a dar... Dadme tiempo, por favor.
Esta semana me siento feliz y, aunque no sea una felicidad completa (hay cosas que sé que puedo hacer mucho mejor) quiero compartirlo con todo aquel a quien le interese lo suficiente como para estar leyendo esto ahora mismo: soy feliz. Y lo soy aún más porque desde hace dos días el mejor regalo que te puede dar la vida le llegó a mi primer amigo (lo somos desde los 2 o 3 años) y uno de los mejores, para no faltar a la verdad. Aunque ya lo hice en persona cualquier momento es bueno para darte de nuevo la enhorabuena, amigo mío. :)
Yo, por mi parte, prometo cambiar ciertas cosas; prometo empezar por este mismo blog al que cada vez tengo más cariño y que de repente me parece tremendamente oscuro, prometo hacerlo pronto y prometo hacerlo todo lo bien que sepa. Prometo seguir siendo yo mismo y prometo que intentaré hacerlo mejor la próxima vez. Prometo seguir aprendiendo y no dejar de soñar. Prometo tener paciencia y no dejar de insistir, pero sobre todo y por encima de todo, con vuestro permiso, prometo seguir siendo y haciendo feliz a la gente que quiero una buena temporada más...
Y tú, ¿has sonreído hoy?