viernes, 15 de julio de 2011

Verano

Hace tiempo que no me dejo caer por aquí, pero esque es verano...

Verano, esa maravillosa estación del año que tanto me gusta; calorcito, gente por las calles a cualquier hora, cervecita fría, sol, playa, hombros al aire, amigos...

Amigos, ¿qué sería de la vida sin ellos? Quítalos de todas las cosas de la vida que te gusten y te hagan sentir bien, y ¿qué te queda? Poco, muy poco... O al menos a mí así me pasa.

En las últimas semanas me he rodeado de esos viejos y buenos amigos que siempre estan ahí aún sin estarlo, de los de toda la vida, de los que cuentan historias de la niñez en las que siempre apareces tú con ellos y que a menudo acaban con una brecha, un buen chichón o una rodilla pelada, de las que siempre se cuentan entre sonrisas y carcajadas colectivas, en fin, de las que vale la pena recordar de vez en cuando. Y ciertamente han sido unos momentos muy gratos, diferentes pero de los que gustan, porque pasan los años pero parece que la relación con ellos no ha cambiado en absoluto, y eso, en los tiempos que corren amigos míos, es para tenerlo en cuenta. Sin ir más lejos esta noche he cenado con uno de ellos, mi primer amigo (lo somos casi desde antes de saber hablar) y uno de los mejores, y creo de corazón, que eso es un privilegio al alcance de sólo unos pocos afortunados. Pasa el tiempo y algunas cosas cambian, un poco más altos, un poco más viejos, un poco más padres (mi más sincera enhorabuena, por cierto... ;) ), pero igual de amigos.

Y ya que hablábamos del verano, he de decir que es cierto que muchas cosas han cambiado del verano pasado a este, de hecho no se parecen en casi nada, pero las cosas que importan son las que por suerte siguen inalteradas; siempre acompañado de gente querida y viviendo momentos bonitos (con cada cual los que tocan, no nos confundamos, que no con todos te vas a un vertedero cercano y lo disfrutas así como así...). Del mismo modo, las perspectivas de futuro inmediato tampoco se parecen en nada a las del año pasado; este año no habrá aviones, ni visados malditos, ni pancakes para merendar, aunque se agradecerían. En su lugar seguiremos teniendo lo de siempre por estas fechas, amigos y tiempo para gastar con ellos, que bien mirado, creo que es lo que a todos nos hace felices.

En fin, que me gusta el verano, lo disfruto y no está en mis planes dejar de hacerlo. Y, por cierto, ya que estás por aquí leyendo mis divagaciones y sin mucho que hacer, me imagino... ¿Lo disfrutamos juntos? ;)





Y tú, ¿has sonreído hoy?