domingo, 5 de septiembre de 2010

Sueño de una noche de verano...

Hace aproximadamente un mes que mi vida cambió por completo de la noche a la mañana (literalmente). Aquella noche, la del 10 al 11 de Agosto de 2010, supuso un punto de inflexión en mi vida; fué la última noche (una noche inolvidable y maravillosa, para ser sinceros) antes de coger un avión y "cruzar el charco", venir a otro país con una cultura distinta y con gente desconocida, para emplear cuatro meses y medio de mi vida con ellos. Toda una experiencia de las que te abren la mente, te hacen crecer como persona y te cambian el concepto que tenías de muchas cosas. Quizá en el futuro, cuando eche la vista atrás, recuerde estos momentos como algo sensacional (que lo está siendo pese a lo que pueda parecer por mis palabras), estoy seguro de ello, pero lo cierto es que esa noche hubiese dado muchas cosas por que el avión se retrasase unos días, semanas incluso, aunque finalmente no fue así, y aquí estamos, a la hora convenida y en el lugar excato.

A veces las cosas se ponen complicadas, parece que no van a salir bien, que no hay tiempo, parece físicamente imposible, te sientes inseguro pero insistes, y a base de insistir se consiguen muchas cosas. Es así como finalmente te encuentras en una nube que te aísla de la realidad y te hace sentir tremendamente feliz o como en el último momento recibes un visado hacia tu futuro más inmediato. Lo cierto es que finalmente estas cosas suceden, te despiertas una mañana y todo es diferente, un nuevo mundo se abre ante ti y hay que echar a andar, caminar con paso firme hacia algún lugar (no sé muy bien cuál, la verdad) y afrontar lo que venga. Ya llevo más de tres semanas lejos de mi tierra y de mi gente, en "el país de las oportunidades" que lo llaman algunos, y lo cierto es que me está empezando a entrar morriña. Echo de menos cosas y sobre todo sensaciones que ni siquiera sé si se volverán a repetir (ojalá no sea así y sigan sucediendo a menudo); caprichos del destino que no nos deja en paz y se empeña en dar giros inesperados y mandarte a vete tú a saber dónde. La vida es así. Pero quizá sin todas estas vueltas de tuerca y giros inesperados sería todo mucho más aburrido, mas monótono, no lo sé. Es por eso que hay que aceptar las cosas como vienen, porque de la noche a la mañana todo puede ser diferente y si te gustaba lo que anoche sucedió, es posible que mañana sea distinto, quizá mejor (difícil es mejorar algunas cosas), quizá peor, quién sabe.

Seguiremos adelante hacia donde nos quiera llevar nuestro camino, recordando y paladeando con intensidad esos momentos que tanto nos gustan y que siguen esbozando una bien merecida sonrisa en nuestra cara al revivirlos.

Ojalá en el futuro tengamos muchos más que recordar...




Y tú, ¿has sonreído hoy?