lunes, 26 de julio de 2010

Flaca

Hace varios meses que no escribo nada, y no es por falta de ganas, la verdad. Han sido meses de duro trabajo y muchas horas agotadoras. Afortunadamente los resultados han llegado de forma satisfactoria, casi perfecta se podría decir y, en cualquier caso, de una manera mucho más brillante de lo habitual. Ha quedado claro que el plan que tracé en su dia no funcionó, quizá fuese la situación característica que me tocó vivir este año, o quizá porque está destinado al fracaso. Yo no lo creo así, por lo que a mi juicio se merece una segunda oportunidad, y esta no se hará esperar mucho tiempo, me temo. Unas tres semanas, cuatro a lo sumo, el tiempo necesario para volver a pié de guerra.

En otros aspectos la situación no es del todo como desearía, aunque también es cierto que no me imaginaba allá por el mes de Abril (qué dulce fué ese momento de mi vida) que la situación actual sería tal. De hecho, aún me cuesta creerlo del todo, y eso me hace inmensamente feliz. Feliz porque se que a mí también me puede pasar, porque se que (como diría un grande, en paz descanse) "la vida puede ser maravillosa" y porque se que, aunque a su manera, ambos pensamos lo mismo, y eso me encanta.

Dijo una vez un sabio, uno de mis favoritos

"Entre nomeolvides me dejé nuestros Abriles olvidados en el fondo del placard del cuarto de invitados. Eran tiempos dorados de un pasado mejor"

En mi casa no hay nomeolvides, aunque sí cuarto de invitados, pero sin placard y, por supuesto, nunca olvidaré nuestros Abriles. ¿Cómo podría hacerlo, siendo tan maravillosos como fueron, con lo feliz que me hicieron sentir y con toda la vida que me inyectaron? Quizá gracias a esa inyección de fuerza, moral, vida y autoestima consiguiera reunir la energía necesaria para cumplir mis objetivos de la manera en que lo he hecho, con seguridad en mí mismo, con confianza, pero sobre todo, feliz.

A tí, si algún dia lees esto sabrás sin duda que eres tú, no puedo más que dedicarte una única palabra sin retórica ni ornamentos: GRACIAS. Gracias a tí, esos momentos fueron unos de los tiempos más dorados de mi vida. Recordándolos sólo puedo pensar que, mientras te tenga cerca de mí, aunque tenerte implique hacerlo en la distancia, esos tiempos pertenecerán irremediablemente al pasado, pero dudo profundamente que ese pasado sea un pasado mejor...




Y tú, ¿has sonreído hoy?