miércoles, 10 de febrero de 2010

Nuevas persperctivas

Miércoles, tercer día de la semana y para muchos el de en medio en detrimento (o beneficio, según se mire) del molesto jueves, el que siempre estorba, si sólo contamos la semana laborable habitual. Está siendo una semana rara, a ratos alegre, a ratos melancólica, pero constantemente aburrida. Sólo la salva la final de la Super Bowl en compañía de buenos amigos y el delicioso café que me estoy tomando entre visitas y deslices a páginas de magnífico y selecto vino de Oporto, tratando de ampliar mis ínfimos conocimientos vitivinícolas. Pero entre toda esta parafernalia de buena amistad, aires de grandeza y sueños dorados, la semana transcurre sin pena ni gloria, esperando con ansiedad el fin de semana donde se presume ese encuentro fortuíto que me pone nervioso sólo de pensarlo y anhelando el paso de los días hasta dentro de 17, donde veremos cómo va la cosa.

Lo cierto es que tengo pensado un cambio de planes. Una nueva forma de actuación que acabe con mi tedio a la vez que cumpla con mis obligaciones. A la vista está, en función de los últimos resultados obtenidos, que el método actual no sólo no funciona, sino que además me agobia. Sale caro cumplir como debiera con las obligaciones semanales que me ocupan, además de ser duro y tremendamente aburrido, por lo que la solución pasa por intentar algo nuevo y tratar de cumplirlas a mi manera, ser autodidacta y saber sobrellevar la situación. Merece un esfuerzo, sin duda, pero después del esfuerzo y el sacrificio por el trabajo bien hecho, deben venir los resultados. Nunca me lo he planteado así hasta el momento, pero creo que ya es hora de probar mis habilidades de auto aprendizaje paulatino y prolongado en el tiempo, lejos de los estreses y los agobios de última hora, que no siempre salen bien.

Así que intentaremos pasar lo que queda de semana con toda la gloria y la mínima pena posible, a ver si finalmente logramos extraer algo digno de mención de ella. Yo personalmente, confío en que sí. Especialmente confío en que sí cuando pienso en esa ilusión que me fascina y me hace soñar, y que creo tan posible y tan complicada a la vez si pienso en las situaciones similares anteriores. Aunque tarde o temprano a la tortilla hay que darle la vuelta para terminar de cocinarla como es debido, así que, tal vez, esta noche sí pueda cenar como me merezco.

El tiempo lo dirá...



Y tú, ¿has sonreído hoy?

jueves, 4 de febrero de 2010

Energías

Es cierto que es bonito soñar, dudo que alguien opine lo contrario. Y es aún más bonito cuando conseguimos que alguno de esos sueños que todos tenemos y ansiamos en cumplir, se convierta en realidad... Por supuesto yo también tengo los míos. Alguno es más complicado y algún otro más sencillo de cumplir, pero todos y cada uno de ellos son, para mí, maravillosos. Si no lo fueran no serían mis sueños, si no los de cualquier otro, ¿no?
Y es cuando no los ves tan lejanos cuando realmente te asustas. Ves que pueden estar al alcance de tu mano, sólo falta dar ese pequeño pasito, ese empujón que te lleva hasta él y que, por lo que supone, es tan difícil de dar. Creo que es una condición natural del ser humano la de sentirse empequeñecer ante la inmensidad de las cosas y ante las grandes oportunidades. Pero sólo necesitamos el aporte de una cantidad de energía mísera para conseguirlo, muchas veces despreciable en comparación con la energía consumida hasta llegar a ese punto en el que nos encontramos (confío en que sepáis perdonarme estos símiles, pero sólo lo se expresar de esa manera, debe ser deformación profesional de ingeniero). Aunque es ese poquito, a menudo, lo más difícil de dar. Confío en ser generoso esta vez y no desbaratar tanto gasto energético por culpa de esa cantidad tan insignificante y esquiva en otras ocasiones.

Valor, y al toro...



Y tú, ¿has sonreído hoy?